Con casi una semana de retraso, el presidente francés, Jacques Chirac, expresó en la noche del viernes, su "compasión" por las víctimas de la "catástrofe que ha sembrado la muerte y la devastación en el océano Indico" y abogó porque Europa y la ONU organicen "una verdadera fuerza humanitaria de reacción rápida".

El caso de Francia no es excepcional. Otros dirigentes europeos estaban de vacaciones y sus reacciones fueron diversas. El canciller alemán. Gerhard Schroeder, regresó rápidamente a Berlín, mientras que el primer ministro británico, Tony Blair, se quedó tranquilamente en Egipto, donde sigue y desde donde efectuó su declaración para afirmar la voluntad de Gran Bretaña de ayudar por todos los medios a las víctimas.

En los países escandinavos, especialmente afectados por la tragedia, las críticas son todavía más duras. La población sueca denuncia una lentitud injustificada. El diario Aftonbladet reclamaba ayer la dimisión de la ministra de Exteriores, Leila Freivalds, que tardó 31 horas en acudir a su despacho. M. C.