Las autoridades de Kirguizistán calificaron ayer de motín financiado desde el extranjero la campaña para protestar por las irregularidades en los comicios parlamentarios, que se ha extendido prácticamente por todo el sur de esta exrepública soviética en Asia. "La tercera fuerza , compuesta por elementos criminales, mantiene pleno control de la situación en el sur. Es un golpe de Estado bien preparado y planificado", dijo Abdil Segizbayev, portavoz del presidente Askar Akayev.

Pese a la presión de la oposición, Akayev aseguró ayer en un discurso televisado que no se plantea la convocatoria de nuevos comicios, al tiempo que advirtió de que no cederá a la protesta, bautizada como la revolución de los tulipanes .

"Los incidentes están encaminados a provocar al Gobierno para que recurra a medidas de fuerza. Como presidente, quiero subrayar que nunca voy a tomar semejantes medidas", añadió. A pesar de la orden de Akayev de investigar el presunto fraude, la junta electoral de Kirguizistán confirmó la validez de las elecciones.