Será un tremendo desafío logístico para un país en guerra y con un duro invierno en ciernes. Después de dos meses de incertidumbre política --y un cúmulo de presiones internacionales sin precedentes sobre el presidente saliente, Hamid Karzai--, la Comisión Electoral Central anunció ayer que los resultados finales de las presidenciales de agosto en Afganistán, una vez investigadas las denuncias de fraude, obligaban a celebrar una segunda vuelta el próximo 7 de noviembre entre Karzai y su inmediato rival, Abdulá Abdulá. La comunidad internacional aplaudió al unísono y de forma diplomática la actitud del jefe de Estado de ceder y aceptar la nueva convocatoria, pese a que los resultados preliminares le daban la mayoría absoluta.

El 54,6% de los sufragios emitidos que recibió Karzai antes de que la Comisión de Quejas Electorales emitiera su veredicto se transformó en un 49,67%, es decir, un porcentaje menor a la mitad más uno de los votos, que le permitía renovar el mandato sin pasar por una segunda vuelta. "La elección necesitará de una segunda vuelta; será organizada el 7 de noviembre", anunció, dos meses después de la primera convocatoria. Son unos resultados que se han hecho esperar mucho y que, según algunos observadores, son más el producto de un pacto político para evitar que Afganistán sea gobernado por un presidente con un enorme déficit de legitimidad.

COMISION DE QUEJAS La Comisión de Quejas Electorales ordenó a la Comisión Electoral Central que los votos de 210 colegios electorales en todo el país fueran anulados, que un porcentaje de votos de cada candidato que no fue dado a conocer fuera anulado --lo que ponía a Karzai por debajo de la barrera del 50%-- y que los sufragios de 18 colegios electorales en cuarentena fueran incluidos.

De inmediato, el anuncio de la comisión de que habría una segunda vuelta recibió unas forzadas palabras de bienvenida de Karzai, quien, alérgico por completo a dicha convocatoria electoral, se había reunido con el senador estadounidense y presidente de la comisión de Exteriores del Senado, John Kerry, durante horas en el fortificado palacio presidencial para convencerle de que aceptara los resultados electorales. La segunda vuelta, en palabras de Karzai, es "un progreso para la democracia".

BUEN MOMENTO "No es el momento adecuado para discutir encuestas, es el momento para progresar hacia la estabilidad y la unidad nacional", continuó, antes de llamar a los afganos a "participar en la segunda vuelta". La convocatoria podría no llegar a celebrarse y formarse antes un Gobierno de unidad nacional, algo a lo que hasta ahora se ha negado Abdulá Abdulá: "Si la comisión anuncia una segunda vuelta, entonces haremos una nueva valoración y consideraremos hablar de un Gobierno de unidad", comentó un portavoz de Abdulá Abdulá.

La comunidad internacional alabó la actitud de Karzai. "Saludo la declaración del presidente Karzai aceptando la certificación de la elección del 20 de agosto", dijo desde EEUU Barack Obama. En Londres, el premier , Gordon Brown, estimó que Karzai había dado prueba de su "estatura de hombre de Estado". El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, apuntó que la consulta afronta "enormes desafíos".