Los tribunales militares de excepción de Guantánamo se estrenaron el viernes (madrugada del sábado en España) condenando a siete años de cárcel al australiano David Hicks por apoyo al terrorismo. Tras más de cinco años de detención sin proceso y una vez retirados los principales cargos contra él, el conocido como el talibán australiano pactó con el tribunal y se declaró culpable de haber dado apoyo material a actividades terroristas. Además, el acuerdo incluye la suspensión de la mitad de los 18 meses que le quedarían por cumplir, y el permiso para hacerlo en su país de origen. De este modo, a Hicks solo le esperan nueve meses de prisión en Australia, y dejará Guantánamo antes de fin de mayo.

El primer dictamen de culpabilidad contra un "combatiente enemigo" juzgado en esta base militar estadounidense enclavada en territorio cubano convirtió asimismo a Hicks, de 31 años, en el primer condenado por EEUU por crímenes de guerra desde la segunda guerra mundial.

PRESO VETERANO El talibán australiano fue capturado en diciembre del 2001 por las tropas de EEUU que invadieron Afganistán, y acusado de pertenecer a Al Qaeda. Fue uno de los primeros "combatientes enemigos" en la guerra contra el terrorismo, en terminología de EEUU, enviados a Guantánamo, por el que han pasado más de 500 presuntos terroristas, la mayoría capturados en Afganistán e Irak, y en el que siguen unos 385.

En el juicio, Hicks negó haber conocido los planes para los atentados del 11-S. Su abogado, el mayor de los marines Michael Mori, afirmó que era un simple aspirante a soldado que nunca atacó a nadie. Pero, el fiscal Kevin Chenail, coronel del mismo cuerpo, insistió en que el australiano se había unido a una banda de criminales dedicada a asesinar inocentes. Antes de la lectura de la sentencia, la defensa leyó un comunicado en el que Hicks se declaraba arrepentido y pedía perdón a EEUU, a Australia y a su familia.

Antes del juicio, el preso dijo haber sido víctima de malos tratos por parte de los militares estadounidenses. En su declaración de culpabilidad se retractó, pero su padre, Terry Hicks, afirmó que seguirá denunciando los malos tratos. "Una de las condiciones del acuerdo era firmar una declaración para decir que nunca fue maltratado, pero conocemos el estado en que se encontraba, y voy a seguir", dijo.

El joven australiano se ha comprometido a no hablar con los medios de comunicación en un año y a entregar al Gobierno de su país cualquier cantidad de dinero que pueda recibir por los derechos de su historia.