El consejo nacional del Partido Socialista (PS) francés anunció ayer la exclusión de la dirección del partido del número dos, Laurent Fabius, y de sus aliados por haber hecho campaña a favor del no en el referendo sobre el Tratado Constitucional europeo. El ajuste de cuentas previsto, tras el rechazo masivo a la Constitución, continuará en el marco de un congreso extraordinario, que ayer se fijó para el 18 de noviembre.

La expulsión fue adoptada por 167 votos a favor, 122 en contra y 18 abstenciones en una tensa y tumultuosa reunión del consejo nacional (especie de Parlamento) celebrada ayer en París. El texto había sido redactado por el actual primer secretario, Fran§ois Hollande, que decidió también poner en juego su mandato en el próximo congreso extraordinario. Un congreso que, según Hollande, deberá "definir el proyecto y la orientación estratégica" para "preparar la alternancia" en las elecciones legislativas y presidenciales, que están previstas para el 2007.

Hasta entonces, la dirección del PS estará articulada en torno al propio Hollande y a los defensores del "sí" al Tratado Constitucional, que fueron los primeros en reclamar la cabeza de Fabius y de sus aliados por no haber respetado la votación de los militantes en la consulta interna del partido el pasado diciembre.

NORMA ESENCIAL El primer secretario calificó esta regla de "esencial", a pesar de que los simpatizantes socialistas dieron la razón a los rebeldes, puesto que fueron entre el 59% y el 60% a la hora de votar no al Tratado Constitucional en el referendo del 29 de mayo. El no en Francia se impuso con casi el 55% de los votos. Aunque Hollande lamentó el resultado del referendo, se declaró partidario de construir un proyecto que "responda concretamente a las grandes expectativas del país", con lo que espera hacer del PS "la salida política y democrática" a la crisis.

LA QUEJA Fabius, que no esperaba ser sancionado tan duramente y mucho menos con la exclusión de la dirección, lamentó que se decidiera "lo opuesto" a lo que esperaban los franceses. Dijo que él había oído "el mensaje" del 29 de mayo y que lo que los militantes pedían al partido era "unidad". "Por mi parte, sigo fiel a mi línea: escuchar lo que dicen los franceses, unir a los socialistas y preparar la alternancia", dijo el exprimer ministro. A lo que los otros elefantes del PS respondieron con comentarios nada tiernos y lo acusaron de "oportunista" y "traidor".

Al lamentar "un día malo" para el PS, Claude Bartolone, uno de los cinco aliados de Fabius también excluidos de la secretaría nacional, denunció que la dirección haya respondido al "voto masivo" de los franceses con una "caza de brujas". Arnaud Montebourg, que lidera una corriente izquierdista opuesta al Tratado pero que se abstuvo de promover el no, deploró un "triste espectáculo".