Anoche pasamos un miedo increíble. Se oían bombardeos por todas partes y las ventanas se abrían con la onda expansiva. Hoy he llamado a mis amigas, me han dicho que tienen la maleta preparada para huir, pero no saben adónde ir. Gaza está cerrada, no podemos escapar". Con una voz insomne, apagada por el cansancio, Alima Velasco, de 23 años, relataba ayer a este diario el pavor y la impotencia que vive su familia desde el inicio de la invasión israelí. Alima es una de los 51 los españoles atrapados en Gaza desde el comienzo de la ofensiva. Todos conservan la entereza y la mayoría no quieren salir. En casa de los Velasco, situada en el pueblo de Abasán, al sur de la franja, se ha instalado la economía de guerra.

Desde hace tres meses no tienen gas para cocinar y la luz llega a cuentagotas. Para afrontar el frío se cubren con varias mudas y mantas. ¿Para comer? Basicamente bocadillos de mortadela y queso. "Cuando hay luz corro a hacer un guiso pero la mayoría del tiempo subsistimos con pan y latas. Casi todas las panaderías están cerradas o hay colas de varias horas", afirma la madre, María Teresa, casada con un médico palestino y madre de tres hijos, dos de los cuales, están con ella en Gaza.

Esta sevillana vive en la franja desde hace 12 años, pero está loca por salir. Desde hace un mes está en contacto con el consulado español en Jerusalén para tramitar su evacuación, pero las gestiones no han dado fruto hasta ahora. "Los del consulado se han dormido y nosotros lo estamos pagando", dice muy enfadada. El viernes vio como como más de dos centenares de extranjeros, la mayoría esposas de palestinos originarias de países de la antigua Unión Soviética, eran evacuadas de Gaza. Pero en el cupo, no había ningún español. "Mi niño de tres años ha dejado de comer del susto. Quiero irme ya, no me importa mi casa, solo quiero poner a salvo a mis hijos", clama por el teléfono.

Desde el consulado en Jerusalén se afirma que llevan nueve días en contacto permanente con los españoles de Gaza para conocer sus necesidades y tratar de evacuar a aquellos que lo deseen. "Si no han salido hasta ahora no es porque hayamos estado inactivos, sino porque Israel no lo ha permitido", afirma el vicecónsul, Francisco Capote.

De los 51 españoles residentes en Gaza, casi todos son mujeres con hijos, casadas con palestinos, pero Israel ha dicho, según fuentes consulares, que solo permitirá salir a aquellos con doble nacionalidad. Es decir que algunos maridos se tendrán que quedar. "La colonia está bien de salud, no hay víctimas ni heridos", apunta Capote. Hasta el momento ocho personas, de la familia Velasco y Sayan, han solicitado la evacuación, que podría producirse la próxima vez que Israel abra las fronteras. El resto prefiere quedarse para no abandonar a los suyos.

En Abasán, Maria Teresa reparte las culpas de su infierno entre Israel y Hamás. "Las milicias están preparadas pero no les importa el pueblo. ¿Y de Israel? Está destruyendo más a Gaza que a Hamás", asegura.