La verdad puede hacerse esperar. Después de 38 años, las familias de los 14 nacionalistas norirlandeses muertos y los 13 heridos por las balas del Ejército británico en el llamado Bloody Sunday vieron ayer cómo las víctimas quedaban eximidas de toda culpa. La investigación dirigida por el juez lord Saville reconoce, sin ningún género de dudas, que los soldados del Regimiento de Paracaidistas dispararon contra civiles inocentes y desarmados en Derry, el 30 de enero de 1972. Una respuesta tan "injustificada, como injustificable", según el primer ministro David Cameron, que leyó las conclusiones del informe en el Parlamento. Cameron lamentó profundamente lo ocurrido.

El documento de 5.000 páginas puntualiza que los soldados no lanzaron ningún aviso de advertencia a los manifestantes antes de abrir fuego. Ninguno de los miembros del Regimiento de Paracaidistas disparó para responder a los ataques de piedras o botellas incendiarias. Algunos de los muertos o heridos solo trataban de dejar la zona de los enfrentamientos o ayudar a las víctimas que estaban heridas.

EN DEFENSA PROPIA Hasta hoy, la versión oficial del Ejército británico fue que sus hombres dispararon repeliendo los ataques de pistoleros y terroristas. Una anterior investigación oficial, hecha a las pocas semanas de los hechos, eximió a los soldados de culpa y acusó a las víctimas de ir armadas.

El Tribunal de lord Saville descarta, sin embargo, que los disparos fueran planificados o fruto de una conspiración británica. Los soldados, según las conclusiones, no debieron entrar en Bogside, el barrio católico donde creyeron estar siendo tiroteados por el IRA. La orden partió del coronel Derek Wilford. Los soldados perdieron el control después de que un teniente disparara su fusil al aire como advertencia.

Las consecuencias de aquella represión fueron enormes. "Lo ocurrido en el Domingo Sangriento reforzó al IRA, incrementó el resentimiento y hostilidad hacia el Ejército y exacerbó la violencia del conflicto en años sucesivos", afirma lord Saville.

El informe también estima que, si bien ninguna de las víctimas iba armada, sí lo estaba "posiblemente" el actual viceprimer ministro de Irlanda del Norte, Martin McGuinness, entonces segundo en el mando del IRA en la ciudad, aunque no la utilizó "ni dio a los soldados ninguna justificación para que abrieran fuego". El informe critica que varios militares mintieran intencionadamente en sus declaraciones.

SEGUIMIENTO MASIVO Congregadas ante el Ayuntamiento de Derry, donde se instaló una pantalla gigante, decenas de miles de personas siguieron en directo la alocución de Cameron entre aplausos. Los resultados de la investigación deberían ayudar a cicatrizar las heridas, pero las conclusiones dejan la puerta abierta al procesamiento de los soldados involucrados en los incidentes. Los unionistas verían mal esa posibilidad, que sí respalda una minoría nacionalista.