El Gobierno laborista británico vive horas caóticas en vísperas de las elecciones europeas y locales de mañana. Gordon Brown ha perdido el control de su propio equipo, algunos de cuyos miembros han decidido abandonar el barco. Ayer quedó confirmado que la ministra del Interior, Jacqui Smith, renunciará al puesto que ocupa desde hace dos años, en la remodelación ministerial prevista para dentro de unos días. La reputación de Smith quedó dañada en marzo cuando se desveló que había cargado a la lista de gastos públicos dos películas pornográficas alquiladas por su marido.

Otros dos miembros del Gobierno, el secretario del Gabinete y consejero de Brown, Tom Watson, y la secretaria de Estado para las Familias, Berverly Hughes, también se marchan. La debilidad de Brown aumenta la presión para un adelanto electoral.