Será la carta con el franqueo más oneroso de la historia. Eso, en el supuesto de que exista. Hakan Ekinci, un turco de 28 años, había informado de su existencia al comandante del Boeing 737-400 de las líneas aéreas turcas, mientras le ordenaba que virase hacia Italia y evitara Estambul, el destino del aparato. Después, Hakan informó de la existencia de la misiva al gobernador civil de Brindisi, en el sur de Italia, donde aterrizó el aparato, secuestrado supuestamente por un terrorista, quizá suicida.

Más tarde, Hakan repitió lo mismo a sus interrogadores. Tan solo era el cartero de un mensaje para Benedicto XVI, que el 28 de noviembre irá a Turquía.

El secuestro concentró en un mismo hecho al dúo estelar islam-terrorismo, al que se unió un nuevo elemento: Benedicto XVI. Los griegos dieron un brinco, los italianos también y seguramente el flanco sur de la OTAN. Ayer, --parece ser, porque nadie lo ha confirmado-- Hakan entregó la misiva a la justicia.

Se ignora si la carta es la misma que en agosto Hakan colgó en internet (www.blogcu.com/ engingezginci). La misiva reza: "Querido Papa, soy Hakan Ekinci, soy un cristiano bautizado y no quiero servir en un Ejército musulmán; pido su ayuda como líder de los cristianos ... Turquía obliga a los inmigrantes a ser turcos y musulmanes ... Cuando nací, en mis documentos escribieron, sin pedir mi opinión, que era musulmán. Deserté del Ejército turco, escapé a Albania, pero quieren devolverme a Turquía. No quiero vivir en un país musulmán ... Solo Usted, Sumo Pontífice, me salvará. Espero que me coja de la mano. Ofreciéndole mi amor, beso sus manos".

Hakan Ekinci se encontraba a bordo del avión con un billete de la ONU, institución que le apadrinaba: Albania no había acogido su solicitud de asilo político y ordenaba su vuelta a Turquía. Pero nadie avisó a las autoridades, por lo que viajaba sin escolta. También sin cuchillo, contrariamente a lo dicho por el comandante. Y sin cómplices, algo que había declarado en directo un pasajero y había anunciado Al Jazira, cuando el avión no había aterrizado en Italia.

Preso militar

Turquía lo reclama como objetor militar. Había estado dos veces en una prisión militar. "Por ser cristiano, he sufrido torturas", escribió el secuestrador que, al final de la aventura, se despidió en inglés y albanés de cada uno de los 113 pasajeros. "Está aturdido", dijeron los italianos. Hakan está acusado de secuestro de personas y atentado contra la seguridad del transporte. Pero siguen flotando dudas: se dijo que era un fundamentalista, Turquía repite que había cómplices y, en vísperas del viaje de un Papa que contrario al ingreso de Turquía en la UE, el secuestro plantea de una forma dramática la situación de la minoría cristiana en aquel país.