El presidente de Kosovo, Ibrahim Rugova, de 61 años, murió ayer de un cáncer en un momento crucial para el futuro de la aún provincia serbia administrada por la ONU desde 1999, que prepara para este año su nuevo estatus. Las alabanzas de los gobiernos extranjeros al que fue durante 16 años el líder de Kosovo, y los llamamientos a la calma y la unidad se sucedieron tras anunciarse el fallecimiento.

Rugova falleció en su residencia de Velanija, en el barrio chic de Pristina, donde afrontó la fase final del cáncer de pulmón, cuya existencia se hizo pública en septiembre. En sus últimas apariciones públicas --desde el pasado 23 de diciembre no se le volvió a ver--, su palidez y su gran cansancio conmocionaron a los observadores, informa France Presse. El presidente independentista dirigía las negociaciones sobre el estatus de la provincia.

CAMINO A SEGUIR "Estoy seguro de que al presidente le habría gustado que continuáramos las negociaciones", declaró el mediador de la ONU para Kosovo, el finlandés Martti Ahtisaari, quien anunció el aplazamiento de las primeras negociaciones directas sobre el futuro de la provincia, que Belgrado y Pristina tenían previsto llevar a cabo el próximo miércoles en Viena. Los albaneses (más del 90% de la población kosovar) reclaman la independencia, mientras que Serbia sólo parece dispuesta a dar a su provincia una autonomía amplia.

El momento "es decisivo", como recordó el jefe de la misión de la ONU (Minuk), Sören JessenPetersen, quien llamó "a la unidad" y convocó de urgencia a los líderes políticos kosovares. A "la unidad y a demostrar responsabilidad" apeló también el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Javier Solana. En la misma línea se manifestó el secretario general de la ONU, Kofi Annan. Los dirigentes serbokosovares moderados se pronunciaron ayer por la paz y el diálogo.

Según la Constitución provisional de Kosovo, Rugova será sustituido por el presidente del Parlamento, Nexhat Daci, hasta que tengan lugar nuevas elecciones presidenciales. Pero el fallecimiento del dirigente albanokosovar abre la batalla por su sucesión, que no será fácil porque ningún político tiene un apoyo popular comparable al suyo.

"UN ICONO" "Rugova era un icono. Inculcó la idea de independencia y nadie más ejerce una influencia parecida", declaró ayer Sabri Hamiti, uno de los dirigentes de la Liga Democrática de Kosovo (LDK), la formación del político fallecido. Para el analista Milazim Krasnigi, "la ausencia de Rugova crea un vacío, especialmente desde el punto de vista psicológico, porque la mayoría de los electores le dieron su confianza".