Hay que hacer memoria y remontarse casi medio siglo atrás para recordar el primer gran intercambio de espías entre Washington y Moscú. El mundo estaba inmerso en los años oscuros de la Guerra Fría y el escenario elegido para aquel histórico canje fue el puente Glienicke, que unía Berlín con Potsdam.

Entonces, los protagonistas fueron el piloto de la CIA Gary Powers, condenado en 1960 por fotografiar instalaciones militares soviéticas, y el legendario agente de la KGB Rudolf Abel, arrestado por el FBI en Nueva York y condenado a más de 30 años entre rejas por espionaje. El histórico puente volvió a ser escenario de otros dos intercambios de espías en 1985 y 1986.

Ahora, casi un cuarto de siglo más tarde y veinte años después de la caída del Muro de Berlín, EEUU y Rusia han vuelto a acordar un canje de agentes secretos. Ni la Casa Blanca ni el Kremlin lo harán público.

CON DISCRECION Dicen que las negociaciones se han llevado con discreción, pero The New York Times reveló ayer que el acuerdo fue alcanzado por Bill Burn, alto funcionario del Departamento de Estado, que fue embajador en Moscú hasta el 2008, y Serguei Kisliak, actual jefe de la legación rusa en Washington.

Fueron los abogados y familiares de uno de los espías incluidos en el canje los primeros en soltar el miércoles la liebre. Igor Sutyagin, condenado por vender información militar clasificada a una empresa británica que actuaba como tapadera de la CIA, fue escoltado ayer a Viena, desde donde estaba previsto su traslado a Londres para su liberación.

Ayer se desconocía si habrá más espías presos en Rusia susceptibles de ser moneda de cambio, pero enseguida aparecieron los nombres de Sergei Skripal, Aleksander Zaporozsky o Aleksander Sypachev, condenados por ser agentes occidentales. Nada se sabía tampoco de la identidad de los espías rusos que podrían formar parte del canje.

En las listas que circulaban ayer en los medios aparecía el nombre de Anna Chapman, uno de los diez agentes detenidos hace dos semanas en EEUU. Todos iban a comparecer ayer por la tarde ante la juez federal de Nueva York Kimba Wood. De confirmarse su culpabilidad, los 10 agentes podrían ser deportados de inmediato a Rusia.