La revuelta en la periferia norte de París remitió ayer como consecuencia del impresionante despliegue policial destacado por el Ministerio del Interior, mientras persisten las dudas sobre la versión oficial del accidente que costó la vida el domingo a dos menores al chocar su moto con un coche de la policía.

Un millar de policías patrullan de noche por Villiers-le-Bel, donde se iniciaron los incidentes, y otras localidades vecinas, y un helicóptero dotado de un potente foco sobrevuela los barrios conflictivos. El dispositivo "se mantendrá lo que haga falta", dijo ayer la ministra del Interior, Michèle Alliot-Marie, que en la noche del martes acompañó a las patrullas durante una hora.

GEOS FRANCESES El despliegue policial incluye miembros del RAID (unidad de elite similar a los geos), cuya misión es neutralizar a los francotiradores que en tres días han causado heridas por arma de fuego, sobre todo con escopetas de postas, a al menos seis de los 82 agentes heridos. El uso de armas constituye un salto cualitativo de esta revuelta con relación a la de otoño del 2005, en la que solo se usaron piedras y cócteles molotov.

Nada más aterrizar en Francia procedente de China, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se dirigió al hospital de Eaubonne para visitar a los policías ingresados. Allí denunció el uso de armas de fuego y prometió que los francotiradores serán detenidos y llevados ante la justicia. "Los responsables de disparar contra funcionarios serán juzgados por lo criminal" por "intento de asesinato", dijo. Dedicado ya de lleno al conflicto, Sarkozy presidió en el Elíseo una reunión con el primer ministro, François Fillon; las ministras del Interior, Alliot-Marie, y de Justicia, Rachida Dati, y la secretaria de Estado para la Política de las Ciudades, Fadela Amara, para estudiar medidas que garanticen la seguridad en las banlieues . Recibió también al alcalde de Villiers-le-Bel, el socialista Didier Vaillant, quien estima que, aparte del "necesario" despliegue policial, al retorno de la precaria calma contribuyó también su decisión de mantener iluminados todos los edificios oficiales y la convocatoria de reuniones con cargos electos, funcionarios y dirigentes sociales para analizar lo sucedido. Pese a ello, en la noche del martes al miércoles hubo aún 43 detenciones en Francia, 27 de ellas en Val d´Oise.

Frente a la apresurada exculpación de los policías hecha el lunes por la fiscalía, las dudas sobre la versión oficial permanecen, sobre todo al conocerse el contenido de un vídeo grabado por un vecino de Villiers-le-Bel. La existencia del vídeo fue revelada el lunes a este diario por una residente en la localidad, que explicó que lo ocurrido "no fue un accidente". Periodistas del diario Le Monde han obtenido una copia, después de que el autor entregara la grabación a un radiofonista amigo de las familias de las víctimas.

VEHICULO DESTROZADO Tomado pocos minutos después del choque, el vídeo contradice la versión de la policía que, para justificar que el coche patrulla iba a poca velocidad, explicó que los graves daños que presentaba la carrocería --capó abollado y levantado, parachoques desprendido, parabrisas hundido-- se debían a golpes con barras de hierro propinados por jóvenes airados. Sin embargo, en el vídeo el vehículo está ya destrozado, tal como aparece en las primeras fotos, lo que concuerda con la afirmación de testigos de que en todo momento protegieron el coche para no destruir pruebas.

La policía basa su versión en la declaración de un bombero, que se reafirma en que el coche sufrió golpes tras el choque. La grabación no prueba que fuera un atropello provocado, como se afirma en Villiers-le-Bel, pero pone en duda la versión policial.