Ante un millar de personas, la mitad llegada de las banlieues, Nicolas Sarkozy presentó ayer en el Elíseo el plan para mejorar la vida en los barrios conflictivos. El plan se basa en el aumento de la seguridad, con el envío de 4.000 policías más a los suburbios; en acabar con el aislamiento, invirtiendo 500 millones de euros en transportes; y en la ayuda a 100.000 jóvenes para que encuentren empleo. La financiación está en el aire.

Al final, no es un plan Marshall ni se llama Esperanza banlieues, sino Por una nueva política para las banlieues. La novedad, según la secretaria de Estado de Política de las Ciudades, Fadela Amara, consiste precisamente en que no se trata de un plan, sino de una "nueva dinámica" que pretende integrar unos barrios en los que los diversos gobiernos han fracasado durante los últimos 30 años. Como primer eje del plan, un Sarkozy en caída libre en los sondeos recuperó su discurso duro sobre seguridad y anunció una "guerra sin piedad" contra los traficantes de droga y la "minoría de gamberros" que campan por los suburbios. "El primer deber del Estado es garantizar la seguridad y el primer derecho de los ciudadanos es el de vivir tranquilos sin estar amenazados por los gamberros", dijo. Anunció el envío de 4.000 policías en tres años, integrados en compañías especializadas, que serán movilizados día y noche para perseguir la delincuencia. "Vamos a acabar con la ley de las bandas, la ley del silencio y la ley de los tráficos", dijo.

El segundo eje del plan es la desguetización, es decir, acabar con el aislamiento de los suburbios. Para ello, se destinarán 500 millones de euros en cinco años, que se invertirán en transporte público para facilitar el acceso a estos barrios. Esta fue la única medida cifrada. La financiación de las demás se decidirá tras las discusiones que el primer ministro, François Fillon, y la titular del Interior, Michèle Alliot-Marie, tendrán con los alcaldes para redistribuir las dotaciones.

VOLUNTAD DE PROSPERAR El tercer eje está dirigido a los jóvenes, mediante ayudas para el acceso al empleo y para remediar el fracaso escolar, pero "sin despilfarrar el dinero de los franceses". Solo se subvencionará a quienes tengan voluntad de prosperar en lugar de vivir del asistencialismo . Se pondrá en marcha un "contrato de autonomía" remunerado con empresas de inserción durante seis meses para 100.000 jóvenes en los tres próximos años para que después "los mejores" obtengan un contrato de trabajo.

El círculo quedó completo con la confirmación de que la inmigración será controlada con cuotas anuales de entrada de extranjeros, que deberán tener empleo y residencia, hablar francés y respetar la cultura y las leyes del país. Repitió que en Francia no hay sitio para el velo en la escuela, la poligamia, la ablación o los matrimonios forzados.