Ha pisado fuerte el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en su primera Asamblea General de la ONU. Sus ruedas de prensa han sido multitudinarias (la mala fortuna quiso que coincidieran antes o después de las del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, que perdió por goleada en expectación mediática) y sus palabras y sus gestos han sido seguidos con atención, tal vez porque no ha evitado ningún asunto espinoso, desde Irán hasta la situación de los rehenes en Colombia. En su discurso ante los casi 150 países de la Asamblea, el presidente francés propuso que la ONU instaure "el nuevo orden mundial del siglo XXI", lo que definió como un "New Deal ecológico y económico" que mejore el reparto de los beneficios y las materias primas.

"Será conservador, pero es francés". Así resumía ayer un analista estadounidense los efectos del paso del ciclón Sarkozy por Nueva York. El presidente francés, carismático, con un punto canalla en su relación con la prensa, llamó en el pleno de la Asamblea a "moralizar" los mercados financieros para que estén "más al servicio del desarrollo y menos al de la especulación". "Me dirijo a la conciencia de todos aquellos que tienen una responsabilidad en la conducción de los asuntos mundiales. Porque si no, los pobres y los explotados se rebelarán un día contra la injusticia que se comete con ellos", advirtió Sarkozy.

Por este motivo, para Francia es una "prioridad" reformar la ONU para que el organismo se adapte a las "realidades del mundo actual". Justicia es una palabra que repitió Sarkozy hasta la saciedad en su discurso.

CASOS CONCRETOS Explicados los principios, Sarkozy detalló ante el pleno, en los pasillos y en rueda de prensa casos concretos. Rechazó la junta militar birmana, expresó su "preocupación" por ese país y anunció que recibirá en París a la oposición en el exilio; denunció el "horror de Darfur"; prometió al Líbano que "Francia siempre estará a su lado" y apostó por "la firmeza y el diálogo" con Irán. Para Sarkozy, Teherán "tiene derecho a la energía nuclear para uso civil", pero permitirle dotarse de armas nucleares es "un riesgo inaceptable para la estabilidad en la región y en el mundo".

Para Sarkozy, lograr la paz y estabilidad en Oriente Próximo y Medio es una prioridad para que el mundo sea menos inestable. Sobre el conflicto palestino-israelí, el presidente francés insistió en que el objetivo de los dos estados debe garantizar la paz y la seguridad de Israel y expresó su apoyo al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y líder de Al Fatá, Mahmud Abbás, en el pulso que mantiene con Hamás.