La elección del primer ministro belga, Herman Van Rompuy, como presidente estable de la UE ha henchido el orgullo nacional, pero la perspectiva de que va a ser sustituido al frente del Gobierno federal por el polémico democristiano flamenco Yves Leterme hace temer a la comunidad francófona la entrada en una nueva espiral de tensiones interregionales.

Leterme, ahora ministro de Exteriores, tuvo que dimitir en diciembre del 2008 a causa de unas presuntas presiones sobre los tribunales en torno a la intervención pública para salvar de la quiebra al banco Fortis. Su sustitución por Van Rompuy suavizó el endémico conflicto entre flamencos y francófonos.