El primer ministro francés, Dominique de Villepin, afrontó ayer la tercera moción de censura presentada por los diputados socialistas con motivo del caso Clearstream . Al igual que las anteriores, fue rechazada, ya que solo obtuvo el apoyo de 190 diputados sobre 577, una cifra que está lejos de la mayoría requerida de 289 escaños. Sin embargo, en esta ocasión el presidente de la Unión Democrática de Francia (UDF), Fran§ois Bayrou, y casi la mitad de los diputados de su grupo se sumaron a los socialistas en su intento de derribar al Gobierno, lo que ilustra la magnitud de la crisis política que vive Francia.

Al defender la destitución del Gobierno, el líder socialista Fran§ois Hollande pronunció una diatriba de calado contra Villepin y contra el ministro de Interior, Nicolas Sarkozy. "Hay que poner fin a esta situación insoportable para nuestro país", clamó Hollande. Este dirigente afirmó que el caso Clearstream , en el que se han visto mezclados Villepin y el presidente francés, Jacques Chirac, es "un asunto de Estado", porque, entre otras cosas, se usaron los servicios secretos franceses con "fines políticos" para solventar "rivalidades personales". Esto "no es un Gobierno", concluyó Hollande, "es un campo de batalla".

INVESTIGACION CONFIDENCIAL Villepin ha reconocido que cuando era ministro de Exteriores, en enero del 2004, encargó una investigación confidencial al general Philippe Rondot sobre unos listados que resultaron manipulados, en los que aparecían industriales y políticos franceses como titulares de cuentas bancarias en el extranjero con fondos supuestamente ilícitos. Pero el primer ministro ha mantenido que nunca pidió que se investigase a los políticos de derechas e izquierdas que aparecían en esos listados, y especialmente a su enemigo político Sarkozy.

Sobre el papel, esta moción de censura no tenía posibilidad de prosperar, aunque por primera vez tuvo el apoyo de 11 de los 30 diputados de la centrista UDF. Es la primera vez que la UDF toma una iniciativa de este tipo desde su creación en 1978. Bayrou llegó incluso a tender la mano al Partido Socialista (PS), lamentando la existencia de "un muro de Berlín" entre derecha e izquierda, y no descartó gobernar en el futuro "con gente diferente".

Villepin respondió con un discurso agresivo, y advirtió que votar la moción de censura equivale a "debilitar el Estado de derecho" y a alimentar la "calumnia, la mentira, el rumor y el ultraje". También reafirmó su voluntad de seguir gobernando "al margen del rumor".