"Todos nos convertiremos en terroristas suicidas". Con esta amenaza, cerca de 3.000 soldados del recién disuelto Ejército iraquí dejaron claro que están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias si EEUU no asume la responsabilidad de pagarles las compensaciones que les corresponden, según la ley iraquí, tras haber sido despedidos de sus puestos de trabajo.