El Tribunal Supremo italiano absolvió ayer definitivamente, después de 11 años de procesos judiciales, al exprimer ministro y senador vitalicio Giulio Andreotti, a quien se había acusado de pertenecer a la mafia siciliana y colaborar con ella.

La sentencia del Supremo, emitida tras dos horas de deliberación, ratifica el veredicto del Tribunal de Apelación de Palermo de mayo del 2003 y rechaza los recursos tanto del fiscal como de la defensa. Esta decisión cierra un capítulo de la historia italiana y supone una rehabilitación de la imagen de Andreotti, de 85 años, que fue primer ministro siete veces y uno de los políticos más poderosos de la segunda mitad del siglo XX.

El final del proceso no elimina, sin embargo, la duda sobre dos presuntos encuentros de Andreotti con el capo mafioso Stefano Bontade. Pero dado que los mismos se habrían celebrado antes del año 1982, el supuesto delito ya habría prescrito.

"¡Estupendo, estupendo! Estoy contento de haber llegado vivo al final de este proceso", afirmó el anciano político al conocer la sentencia. "Ahora dejadme regresar a casa, sino quién sabe lo que pensará mi esposa", añadió con su habitual ironía, durante una rueda de prensa.

"Yo he dormido tranquilo, pero quizá alguien haya dormido menos porque sabía que había puesto en marcha algo que carecía de fundamento", subrayó Andreotti. Se trata de una insinuación sobre un supuesto complot judicial izquierdista, en 1993, para echarle de la política y desmoronar el régimen democristiano que gobernaba desde 1948; o sea, casi desde el final de la segunda guerra mundial.

Franco Coppi, jefe del bufete de abogados que ha defendido a Andreotti, declaró: "Gracias a Dios, se ha terminado". Y un cierto sentido de liberación general recorrió también a toda la clase política italiana, la mitad de la cual se ha sentido procesada junto a Andreotti. "Se trata de una decisión liberadora y positiva para las instituciones", declaró Pierferdinando Casini, presidente del Congreso.

"RELACIONES IMBORRABLES" "La historia no se puede procesar", subrayó el exsindicalista Sergio d´Antoni, aliado de Andreotti en el 2001 para el nacimiento de un nuevo partido, Democracia Europea, que fracasó en las urnas. El Vaticano también manifestó discretamente su "satisfacción".

Por su parte, Nando Dalla Chiesa, hijo del general enviado a Palermo para acabar con la Cosa Nostra y asesinado por la mafia tras ser abandonado por el Gobierno, puntualizó: "Las relaciones entre la mafia y la política en los 70 y 80 son imborrables. Sobre ellas, Andreotti debe ser juzgado".

Pero la mayoría de los comentarios de ayer hicieron hincapié en "la fiabilidad de la justicia", por lenta que resulte. "Me he sometido a la justicia, como era mi deber de ciudadano" había dicho Andreotti. "La sentencia ha puesto fin a un calvario judicial y político", subrayó Marcello Pera, presidente del Senado.