Más que buscar una alianza de civilizaciones, el texto del grupo de alto nivel parece empeñado en restituir el buen nombre de la religión y superar algunos "malentendidos" acerca de su verdadera naturaleza. Sostiene el informe que casi todas las grandes religiones han establecido un papel en la política y que "en muchas sociedades existe un creciente apoyo a un papel cada vez mayor de la religión en la vida pública".

El texto achaca a la "política secular" los mayores "reinos de terror" de la historia, y cita el Holocausto y las represiones estalinistas en la extinta URSS. Pero omite que el Holocausto, aunque obra del nazismo, se alimentó de una antigua tradición antisemita muy nutrida desde instancias clericales.

El documento defiende los grupos fundamentalistas y los distingue de los extremistas. Dice que, aunque abogan por volver a las raíces de la religión, son "altamente innovadores e incluso no ortodoxos". Se pide a la UE, Estados Unidos y la Conferencia Islámica promover el intercambio de jóvenes. El documento destaca que las religiones son buenas y tienen un papel crucial en la sociedad. Y la opresión de la mujer en el mundo musulmán obedece a que "autoproclamados personajes religiosos" han "distorsionado" los principios del islam.