Durante más de un mes Donald Trump apenas movió ficha para proteger a los estadounidenses de la pandemia más letal del último siglo, pero solo ha tardado 48 horas en tomar medidas para castigar a Twitter por tildar como "potencialmente engañosos" dos de sus mensajes en la red social. El presidente de Estados Unidos firmó este jueves un decreto que insta a las autoridades a reinterpretar la ley que había concedido hasta ahora inmunidad legal a las empresas tecnológicas por los comentarios, vídeos o memes publicados por sus usuarios. La decisión está lejos de allanar el cierre de las redes sociales, una de las amenazas que Trump llegó a invocar la víspera, pero podría complicarles la vida a los gigantes que dominan el mundo virtual.

La orden ejecutiva del presidente llama a acabar con la carta blanca de la que gozaban las tecnológicas para decidir qué contenidos se publican en sus plataformas sin tener que preocuparse por potenciales demandas. Una inmunidad recogida en la Sección 230 de la llamada Ley de Decencia en las Comunicaciones, definida por algunos expertos como "las 26 palabras que crearon internet". Pero esa cláusula tenía también su legión de detractores porque ha impedido hasta ahora que los pesos pesados de Sillicon Valley tengan que rendir cuentas cuando sus plataformas se convierten en estercoleros de mensajes racistas, apología del terrorismo o bulos que socavan la credibilidad de las instituciones democráticas. Detractores que incluyen también al candidato demócrata a la presidencia, Joe Biden.

"En un país que ha ensalzado históricamente la libertad de expresión, no podemos permitir que un pequeño número de plataformas 'online' escojan de forma arbitraria el discurso al que pueden acceder los estadounidenses en la red", dice el borrador de la orden ejecutiva, según han publicado varios medios estadounidenses. "Esta práctica es antiamericana y antidemocrática. Cuando las grandes y poderosas redes sociales censuran opiniones con las que no están de acuerdo están ejerciendo un poder peligroso".

Plataformas de extrema derecha

Las represalias de la Casa Blanca responden a la decisión adoptada el martes por Twitter para refutar por primera vez las afirmaciones de Trump en su plataforma, concretamente aquellas en las que sostenía sin fundamento que el voto por correo conduce inevitablemente al fraude. Aunque su tendencia a falsear la realidad en las redes está ampliamente documentada, Trump considera que Twitter o Facebook silencian de forma recurrente las voces conservadoras. No está claro a qué se refiere, aunque es cierto que muchas de las cuentas purgadas por la compañía de Jack Dorsey desde el 2018 eran cuentas de la extrema derecha.

Este nuevo encontronazo con Silicon Valley puede leerse también como una vuelta de tuerca más en la estrategia de victimización del presidente, utilizada con fines electorales. Trump gusta presentarse como la víctima inocente de la supuesta persecución política de los medios, la judicatura, los servicios de inteligencia o el servicio diplomático de EEUU, lo que llama el "Estado profundo". "Esto refuerza los intereses del presidente. Es un regalo político", ha dicho Jason Miller, uno de sus antiguos asesores de campaña.

Para otros estadounidenses, sin embargo, las represalias de Trump no son más que otra muestra de su desconexión respecto a los verdaderos problemas que enfrenta el país. El miércoles, mientras inundaba su cuenta de Twitter con ataques a los demócratas o mensajes de sus palmeros describiéndole como "el mejor presidente de la historia", tardó hasta 14 horas en dedicar unas palabras de consuelo a los 100.000 estadounidenses que han perdido la vida por causa del coronavirus.