Cerca de 42 millones de franceses están convocados hoy a las urnas para aprobar o rechazar la Constitución europea en un referendo cuya campaña ha sido apasionada y cuyo resultado es del todo incierto. Hasta el último momento, los sondeos daban la victoria al no , aunque el margen de ventaja sobre el se redujo el último día.

Trece años después del referendo sobre el Tratado de Maastricht, ratificado por Francia tras una corta victoria del , los franceses tienen de nuevo en sus manos el futuro de la Unión Europea. Profundamente divididos y muchos todavía indecisos, los electores deberán responder a la siguiente pregunta: "¿Aprueba usted el proyecto de ley que autoriza la ratificación del Tratado que establece una Constitución para Europa?".

EL DECIMO PAIS Si la respuesta es aunque sea por los pelos, tal y como lo pronosticaban algunas encuestas oficiosas de última hora, Francia se convertirá en el décimo país de la UE que habrá ratificado el Tratado, junto a Alemania y España, entre otros. Pero si se confirma la victoria del no , el rechazo de los franceses abrirá una profunda crisis en Francia y en Europa.

El hecho de que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el presidente en ejercicio del Consejo de la UE, el luxemburgués Jean- Claude Junker, hayan previsto una declaración oficial esta noche si la Constitución es rechazada, demuestra la importancia que tiene para Europa el referendo francés.

La respuesta a la incógnita que tiene en vilo a todas las capitales de la Unión se conocerá a partir de las 10 de esta noche, cuando cierren los colegios electorales de París y Lyón, cuya apertura ha sido prolongada para facilitar la participación de los ciudadanos. En el resto de Francia, la mayoría de los colegios electorales cerrarán a las ocho de la noche.

Por primera vez también, en los territorios de ultramar se adelantó el escrutinio a ayer, sábado, para que en las votaciones no influyan los resultados de la metrópolis, difundidos normalmente con antelación debido a la diferencia de husos horarios. Cerca de 1,5 millones de electores están registrados en los territorios de ultramar y dado lo reñido que está el referendo, sus votos pueden ser decisivos.

La campaña electoral con presencia de los medios de comunicación acabó el viernes por la noche. Pero los actos y mítines continuaron hasta la pasada medianoche. Hasta el último momento, ambos bandos permanecieron activos y el debate continuó igual de apasionado en la sociedad francesa, donde ha generado fuertes divisiones, incluso en las familias.

INMIGRACION Y TURQUIA El miedo a la inmigración y la adhesión de Turquía han sido algunos de los argumentos que han utilizado los partidarios del no , de izquierdas y de derechas. "Si seguimos así, la gente del Este acabará invadiéndonos y luego vendrán los turcos". "Tenían que haber hecho la Constitución cuando éramos seis, y los otros no habrían tenido más remedio que aceptarla", han sido algunas de las frases que se han podido escuchar durante la campaña.

Los detractores del Tratado Constitucional han criticado el acento liberal de la Carta Magna. "Esta Constitución está hecha a medida para los liberales, y como siempre serán los trabajadores quienes pagarán el pato", han afirmado.

La gran incógnita del escrutinio es la participación y la proporción de electores que utilizarán la consulta para expresar un voto de castigo al Gobierno. Este elemento es esencial para calibrar la crisis que, sea cual sea el resultado, deberá afrontar la mayoría de derechas en Francia.

El presidente francés ya ha dicho que no piensa seguir el ejemplo del general de Gaulle, quien abandonó el poder tras perder el referendo sobre la regionalización en 1969. Chirac está decidido a ir hasta el final de su mandato y quizá hasta a volver a presentarse en el 2007, pero los dos años que le quedan podrían resultar muy difíciles.