Los intentos de las autoridades de Jamaica de detener y extraditar a EEUU al narcotraficante Cristopher Dudus Coke, idolatrado por sus partidarios como un Robin Hood caribeño, han convertido a la capital de la isla, Kingston, en un campo de batalla. Al menos 31 personas, 28 de ellas civiles, han muerto en los últimos tres días en los enfrentamientos de las bandas armadas y los soldados y policías que asedian el barrio pobre y bravo de Tivoli, feudo del padrino Coke.

Ayer, las bandas atacaban a la policía cerca del hospital al que eran trasladados los heridos, otra treintena. Y mantenían aislados los barrios de Tivoli Gardens y West Kingston, con la población movilizada para impedir la detención de Coke y el fin de la economía paralela creada con su constructora subsidiada, sus tiendas y su flota de camiones.

El Gobierno de EEUU pidió a Jamaica la extradición de Coke en agosto del 2009, pero las autoridades retrasaron la decisión hasta el fin de semana pasado. El Gobierno declaró el domingo el estado de emergencia, para que agentes y soldados pudieran registrar locales y detener a cualquier sospechoso. Pero se encontraron barricadas y sobre todo fuego de armas potentes.