La viuda de Aleksandr Litvinenko rompió ayer por primera vez su silencio para acusar a las autoridades rusas de haber matado a su marido. En varias entrevistas concedidas a varios medios de comunicación británicos, Marina Litvinenko describió los últimos días del exagente, envenenado con polonio-210, y habló de sus sospechas sobre los autores del crimen.

La viuda cree que su marido era el objetivo del Kremlin por sus continuas críticas a Moscú y confía en que la policía británica descubra a los que le asesinaron. Aunque su marido era un antiguo miembro de los servicios de seguridad de la KGB y más tarde del Servicio Federal de Seguridad (FSB), Marina asegura que Litvinenko no era un espía, sino un investigador interesado en la delincuencia organizada.

El círculo de allegados del agente fallecido en Londres ha decidido que solo hablará con los investigadores rusos si Londres garantiza su seguridad.