Al menos dos muertos, 215.000 personas sin electricidad y todos los vuelos suspendidos son algunas de las consecuencias de la fuerte tormenta de nieve hoy en el área de Washington, bautizada informalmente como "Snowmaggedon" por los internautas y el propio presidente de EEUU, Barack Obama. Las autoridades han declarado respectivos estados de emergencia en la capital estadounidense y los estados vecinos de Virginia, Maryland, Delaware y Virginia Occidental.

Según el alcalde de Washington, Adrian Fenty, los servicios de emergencia se encuentran desplegados al máximo para hacer frente a la tormenta. La ventisca, subrayó, "está trayendo una cantidad de nieve como ninguno de nosotros había visto aquí en su vida". El gobernador de Maryland, Martin O'Malley, declaró al diario "The Washington Post" que "anticipamos que vaya a tratarse de la mayor precipitación de nieve en la historia del estado". En algunas zonas de Maryland han caído más de 75 centímetros de nieve.

Incluso el presidente estadounidense, Barack Obama, ha denominado bromeando la tormenta "Snowmageddon", en alusión a la batalla del Armagedon que, según la Biblia, marcará el fin de los tiempos. Los aeropuertos de la capital estadounidense se encuentran abiertos nominalmente aunque todos los vuelos han quedado suspendidos. El sistema de autobuses no funciona y el Metro, que mantiene unos servicios reducidos en las estaciones subterráneas, ha dejado de operar en las estaciones al aire libre.

La tormenta de nieve, que se prolongará hasta esta noche, ha causado ya numerosos accidentes de tráfico y caídas de árboles. En Virginia Occidental, el gobernador Joe Manchin ha desplegado a la Guerdia Nacional para que ayude en las tareas de despeje de las carreteras. Algunos hospitales en áreas periféricas han pedido voluntarios propietarios de vehículos todoterreno para que transporten a médicos y enfermeras. Las autoridades han instado a los ciudadanos a no desplazarse a menos que sea por razones de necesidad urgente, para no interferir en los trabajos de los equipos de limpieza y asistencia.

El Departamento de Transporte de Virginia ha indicado que las autopistas del estado se encuentran pasables pero sólo si se trata de vehículos de emergencia o todo terreno. Las calles residenciales de la periferia podrían no quedar habilitadas para la circulación hasta mediados de la semana, según la portavoz del Departamento Joan Morris. El pronóstico podría empeorar a la vista de que los servicios de Meteorología prevén una nueva nevada para el martes. Hasta el momento, la nieve ha causado la muerte de dos personas, un padre y un hijo atropellados en Virginia por un tractor que resbaló después de que las víctimas se detuvieran a ayudar a otro automovilista.

Las autoridades han recibido denuncias de numerosos accidentes de tráfico en el área. Las calles de Washington, sin embargo, se encuentran prácticamente desiertas de vehículos, ante el llamamiento de las autoridades a no salir y a razones más prácticas: la mayor parte de los automóviles se encuentran enterrados en la nieve. Las empresas eléctricas han indicado que en torno a 215.000 personas se encuentran sin suministro en Washington y los estados que le rodean.

Hasta el momento han caído entre 40 y 70 centímetros de nieve en el área, una cifra que habrá quedado ampliamente superada cuando concluya la ventisca esta noche. En el aeropuerto de Washington-Baltimore han caído cerca de 72 centímetros de nieve, la mayor cantidad registrada nunca en esas instalaciones. En el aeropuerto Ronald Reagan, el más próximo al centro de la capital, la precipitación rondaba los 40 centímetros. Ni siquiera el presidente estadounidense se ha visto inmune a los efectos de "Snowmageddon".

La comitiva de Obama, que hoy se desplazó a un céntrico hotel de Washington para participar en la reunión semestral del Comité Nacional Demócrata, vio cómo la ambulancia que siempre acompaña al presidente en sus desplazamientos por carretera resbalaba y chocaba -sin consecuencias- contra otro de los vehículos del convoy. A su regreso, se rompió por el peso de la nieve la rama de un árbol de los jardines presidenciales, que cayó precisamente sobre el vehículo antes impactado.