La cumbre de ayer no ha llegado en el mejor momento. Ni para José Luis Rodríguez Zapatero ni para el resto de los dirigentes europeos, más pendientes de los especuladores y de los planes de ajuste que de América Latina, donde siguen creciendo al ritmo del 4%. Estas circunstancias han causado algunas bajas significativas entre los dirigentes europeos y un llamamiento del presidente rotatorio de los Veintisiete: "Necesitamos una Unión más perfecta".

El jefe del Ejecutivo español defendió la necesidad de aumentar los vínculos económicos para aumentar la "credibilidad" de los Veintisiete ante el mundo. "Esto mejorará nuestra competitividad y demostraremos nuestra voluntad firme de que queremos defender el Estado del bienestar", añadió.

El Gobierno español apuesta por que los países de la zona euro den un salto adelante en la gestión colectiva de las finanzas públicas y avancen hacia un gobierno económico común, como reclama el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet.

Los líderes francés y alemana, Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, solo acudieron unas horas a la cumbre. El italiano, Silvio Berlusconi, y el británico, David Cameron, delegaron en sus ministros de Exteriores. Entre el bloque latinoamericano y del Caribe, la baja más destacada es la del venezolano Hugo Chávez.