Es solo un niño. Un niño de 17 años. Aunque eso, en su caso, es solo una referencia en el carnet de identidad. Lo que realmente importa es que Ricky Rubio (El Masnou, 21 de octubre de 1990), la última perla del baloncesto español, no deja de asombrar a cada paso que da. De derribar barreras. De batir récords. Fue el jugador más joven en debutar en la ACB. La mejor promesa de la Euroliga hace un año. El mejor jugador joven europeo en esta temporada. "Lo que más impresiona de Ricky es su madurez tanto dentro como fuera de la pista", lo elogia Jorge Garbajosa, uno de los referentes del equipo español. "Ricky es un jugador intuitivo, con un enorme talento, que no comete los errores que podrían esperarse en un chico de su edad", le reconoce Aíto. "No tardará en incorporarse a la NBA", pronosticó ayer Mike D´antoni, el técnico de los New York Knicks.

Hoy, Ricky Rubio añadirá una muesca más a una carrera a la que nadie se atreve a poner límites y que, según los pronósticos, podría llevarle al número uno del draft de la NBA en el 2010. En el encuentro frente a Grecia, el debut de España en estos Juegos, se convertirá en el jugador de baloncesto más joven en Pekín, después de que su inclusión en el equipo lo convirtiera en el tercer debutante más joven de la selección española solo por detrás de Carlos Sevillano y de Juan Antonio Corbalán.