-Usted nació en Pouso Alegre, allí las puertas de su casa estaban siempre abiertas, y los vecinos entraban, salían, comían a su lado...

-Sí, es una ciudad más o menos como Cáceres. Por aquel entonces tenía unos 70.000 habitantes, hoy tiene muchos más, ha crecido muchísimo. Fue una vida muy bonita, de entrar y salir, de jugar al fútbol...

-Usted es un brasileño atípico: no sabe sambar...

-(Risas). No sé sambar, no bebo café, que son cosas que pueden caracterizar a un brasileño. Cuando voy a Brasil medio engaño, pero no me atrevo demasiado, prefiero quedarme fuera de la pista.

-En su país puedes ver un hotel de 5 estrellas para 800 personas al lado de la mayor favela del mundo...

-Infelizmente el contraste es lo que más se nota, sobre todo en ciudades grandes como Río de Janeiro. Es algo increíble.

-Ahora el suyo es el país de Bolsonaro, ¿qué opina de este líder político?

-Yo estoy muy ilusionado. Llevábamos 16 años con el mismo partido y el país está hundido, para tirarlo y volverlo a construir. Soy de la opinión de que los gobiernos tienen que ir cambiando. Este señor tiene muy buenas ideas, no es tan derechista como lo pintan. Este hombre ahora mismo está confeccionando sus ministerios y, por ejemplo, el Ministerio de Defensa lo lleva un militar, el de Tecnología es un astronauta, el de Justicia lo lleva uno de los más grandes jueces que tenemos en Brasil, que fue el que metió a Lula en la cárcel, y ahora va a salir el Ministerio de Salud y va a llamar a un médico. O sea que ese señor no está comprometido con ningún partido, no tiene que regalar ministerios. Ha hecho una campaña con muy poco dinero, basada principalmente en las redes sociales y, lo más importante, la gente está con él. Además, es lo que siempre digo: si no sale bien, lo echamos de ahí, hemos quitado ya a dos presidentes, y si ese hombre no lo hace bien, pues lo sacaremos de ahí también. Pero la perspectiva, lo que esperamos de él, es muy ilusionante, la gente está muy confiada, y yo también, claro.

-¿Y no le dan miedo los populismos?

-Lo que me daba miedo era seguir como estábamos. En Brasil hay un nivel de corrupción muy grande, y todo demostrado. Ahora en este año que entra, muchos políticos de toda la vida que no han conseguido la reelección van a entrar en la cárcel porque se van a destapar muchos casos de corrupción. El pueblo brasileño necesitaba despertar. Yo ejercí como profesor en mi país y allí vi muchas cosas: alumnos que no respetaban a los profesores, alumnos que los agredían, y eso se va a acabar porque ese señor va a poner orden. Era absurdo que un preso que estaba en la cárcel seis meses, salía y cobraba dos sueldos base cuando a una persona cualquiera le cuesta mucho trabajo sacarse un sueldo base en Brasil.

-¿Qué le trajo a Cáceres?

-Tenía mi vida hecha en Brasil, ya era profesor de Matemáticas, había aprobado las oposiciones, estaba trabajando, me faltaban cuatro asignaturas para acabar mi segunda carrera, la de Económicas, pero me llamaron para jugar al fútbol sala y me surgió la oportunidad de conocer Europa. Mi idea era estar un año nada más, lo que pasa es que el año se fue alargando y ya llevo aquí más de 30 (risas).

-Usted llevó a El Periódico Extremadura a la División de Honor... ¿Puede relatar esa época?

-Cuando vine lo hice con Pescaderías Quico, que estaba recién ascendido, necesitaba extranjeros y nos trajeron a mi amigo Luis da Silva y a mí. Luego estuve por Salamanca, Astorga y Madrid hasta que me fichó El Periódico Extremadura, que tenía un equipo joven, con bastante potencial, y fue una experiencia muy bonita. Éramos amigos, nos llevábamos súper bien todos, hicimos una temporada espectacular.

-¿Uno nunca deja de ser futbolista?

-No. El gusanillo siempre lo llevas dentro. De hecho los fines de semana me voy de pachanga con mis amigos en una liga para mayores de 40 años que tenemos por ahí (risas) y, bueno, nos divertimos. Ahora estoy teniendo una nueva experiencia porque soy entrenador de un equipo de juveniles; Agustín, presidente del Colegio San José, llevaba un tiempo animándome para que entrenara. Este año ha cuadrado y la verdad que me está dando muchas satisfacciones. Estoy muy contento.

-¿Qué opina de Cristiano?

-Cristiano Ronaldo es el ejemplo de que además del talento tienes que trabajar mucho. Es el vivo ejemplo de que todo lo que tiene lo ha conseguido por sí mismo. Es un tío que entrena muchísimo, que cada entrenamiento lo toma como si fuera un partido, que en cada entrenamiento es de los últimos en irse y las dos o tres horas que está entrenando lo hace al 100%. Está siempre a tope. Y todo lo que tiene es a costa de muchísimo trabajo.

-¿Cuál es su equipo español preferido?

-El Atlético de Madrid. Siempre he sido colchonero. Ahora, si juegan Madrid-Barça, prefiero el Madrid.

-Se licenció en Ciencias Exactas, ha hablado antes de ello. ¿Qué son las matemáticas?

-Para mí siempre han sido una pasión. Me han gustado muchos los números y creo que es una asignatura mal direccionada. Al niño, desde pequeñito, deberían enseñarle a quererlas, porque cuando entiendes las matemáticas empiezas a entender un montón de cosas de la vida.

-¿Cómo nació Mistura?

-Terminada mi carrera de deportista y decidido a quedarme en Cáceres quise traer algo de Brasil para acá y, un poco pensando, me dije: «Gracias a Dios tengo mucha facilidad para llevarme bien con la gente, así que voy a abrir un bar y voy a traer a Cáceres la caipirinha, el cóctel número uno de Brasil». Pensé que iba a ser una novedad, que lo mismo tendríamos suerte, y sí, la tenemos, aquí seguimos.

-¿Qué diferencia al Cáceres del primer Mistura al Cáceres de hoy?

-La crisis nos atacó a todos. Aquella fue una época muy bonita y maravillosa, pero nos tenemos que dar cuenta de que jamás volveremos a ser como antes. Aquí se trata de adaptarnos. Siempre digo que últimamente nosotros somos como la Selección Española, cuando el entrenador era Javier Clemente, que jugaba siempre para empatar. De modo que ahora los negocios tenemos que jugar para empatar. Tú acabas el mes, pagas tus impuestos, pagas a tus empleados, pagas todo lo que tienes que pagar y te das con un canto en los dientes. Antiguamente ganábamos dinero, ahora no, ahora es más luchar, es más estar aquí reinventándonos siempre, buscando una fórmula para atraer a la gente a los bares. Antes no hacía falta, antes la gente venía a los bares porque le apetecía salir todos los días. Ahora no, ahora es más complicado.

-¿Por qué el ocio nocturno ha terminado en los tribunales?

-Es otra cosa que no acabo de entender. Soy de la opinión de que se tendría que haber llegado antes a un acuerdo. Comprendo que los vecinos tienen que descansar, es su derecho, pero sin querer echar la culpa a nadie, la movida de La Madrila se ha ido por una dirección muy mala, muy fea, que no teníamos que haber llegado hasta ahí.

-¿Y qué opina de esa sentencia de La Madrila?

-Descabellada. Pensando friamente, los de La Manada están en la calle y cuando hablamos de La Manada estamos hablando de violaciones, estamos hablando de cosas muy fuertes, y estos señores están en la calle. Y que uno, por intentar ejercer su profesión... Que sí, que se han pasado del horario, estoy totalmente de acuerdo, pero tiene que haber otra solución, no pueden quitarle la libertad a una persona por intentar ejercer una profesión. Estos hosteleros estaban intentando trabajar, intentando llevarse el pan a su casa, no estaban robando, no estaban matando, simplemente estaban luchando por sus intereses pero pensando en sus familias. ¿Que los vecinos se sienten muy machacados porque no se les hizo caso en su día? todo es comprensible, pero hay que buscar otra solución.

-¿Cómo sobrevive un hostelero en el Cáceres de hoy?

-Bufff, si contara, Dios mío. Pues haciendo muchas piruetas y buscando soluciones, pensando en el mínimo detalle, cuidando muchísimo a los clientes y esperando que la crisis, de alguna manera, remita. El trabajador tiene que tener derecho a sus horas de ocio, a salir, a estar con sus amigos, que vuelva a ser un poco lo que era antes.

-¿En qué derivará la movida de la calle Pizarro?

-Mi sueño como hostelero sería que en lugar de que nos machacaran tanto, nos potenciaran. Quiero decir, no veo tanto trastorno en cerrar la calle Pizarro por las noches y que aquí podamos tener nuestra terracita. Naturalmente con nuestros horarios, pero es que viajas, vas a Segovia, vas a Santiago de Compostela, vas a cualquier Ciudad Patrimonio de la Humanidad, vas a cualquier sitio y todos tienen terrazas por todos los lados, se potencian zonas específicas para eso. Se ve alegría en la gente. Y la calle Pizarro es la ideal. Sería cerrar el tráfico y daríamos una vida... esto estaría de turistas hasta arriba.

-¿Y qué hay que hacer con el ruido?

-Debería ser una solución en la que interviniera mucha gente, entre la policía, los vecinos, nosotros, principalmente a base de reuniones, de hablar, de buscar soluciones. Entiendo perfectamente a los vecinos, pero es que en la calle Pizarro no estamos hasta las seis de la mañana, es que a las dos y media, a las tres, está todo cerrado y, bueno, tampoco es que generemos tanto ruido como la gente puede pensar. Opino que a base de diálogo y buscando soluciones se puede llegar a un entendimiento.

-¿Cree que Cáceres languidece?

-En contra de nuestra voluntad, un poquito, sí, porque falta chispa. Hemos perdido la alegría que teníamos antes. Es lo que comento siempre, la gente sale a beber con los amigos, pero falta alegría, beben casi por obligación. No es lo de antes: ‘Esa ronda invito yo, esa ronda invitas tú, venga’. Veo que muchos clientes vienen por no quedarse en casa, cuando no debería de ser así. Creo que aquí entraría un poco la parte cultural, que nos dieran más posibilidades de que hiciéramos cosas, aunque fuera más temprano. A lo mejor cambiar un poco los horarios de la gente. Un concierto, por ejemplo, se puede hacer antes; hay mucha gente que sale de trabajar a las ocho o a las ocho y media y pueden decirse: ‘Mira, voy a ver un conciertillo, llego a casa a las diez y media o las once, ceno, y a dormir’. Estos horarios a los que me refiero se están llevando mucho en las ciudades grandes, hay locales en Valencia y Madrid que tienen un ambientazo a las siete y media de la tarde, porque la gente sale de trabajar y antes de ir a casa a cenar se toman algo tranquilamente.

-¿Pero por qué todo el mundo echa la culpa a la alcaldesa o al presidente de la Junta de que Cáceres languidezca, quiero decir, qué parte de responsabilidad tenemos los extremeños en todo esto?

-Sinceramente creo que ellos son los primeros en querer que esto se arregle cuanto antes, entonces Extremadura en general y Cáceres en particular necesita que se revisen urgentemente los horarios de los bares, porque son de los 90, y no, estamos en el 2018, y somos la única comunidad autónoma donde los bares tienen que cerrar a las dos y media o las tres. Vas a Andalucía, que está aquí al lado, y el primer bar que cierra es a las cuatro de la mañana. Te pones a mirar y nosotros si en nuestra calle, en lugar de cerrar a las tres pudiéramos cerrar a las cuatro, ya sería diferente porque estaríamos más tranquilos. Cuando tenemos fiestas, por ejemplo, ahora que ha venido el Mercado Medieval, sé que la alcaldesa y la Junta se mueven porque saben que la gente estará en el Medieval y los bares van a estar vacíos y nos dan más tiempo, o sea que ellos están por la labor de ayudarnos. Pero, y no sé de quién depende, creo que esa ley de ocio hay que modificarla ya, pero modificarla entre todos. Y no decir, mira, a partir de ahora tener un bar abierto va a ser una falta grave, venga una multa de 3.000 euros. No, vamos a hablar, vamos a negociar entre todos.

-El día que esta entrevista se publica Cáceres saldrá a la calle reivindicando un tren digno ¿Cómo ve esto del ferrocarril en Extremadura?

-A mí me parece que nos tienen olvidados totalmente. Y creo que el camino es el de la presión que estamos ejerciendo los ciudadanos, ahí es donde vamos a conseguir que eso se arregle. Es inadmisible que en el siglo en el que estamos aún pasen estas cosas. Yo, si fuera político, se me caería la cara de vergüenza, por favor, si es que estamos hablando de una comunidad autónoma que necesita comunicarse con las demás ciudades. No podemos querer quedar con una persona en Madrid y tener que decirle: ‘Mira, si no se rompe el tren llegaré a la hora’. No debería de ser así.

-Y para terminar esta entrevista ¿volverá a Brasil?

-Yo creo que no. Volveré a Brasil muchas veces, pero a ver a mi familia, a estar también con mi gente de allí. Pero pienso que mi futuro está aquí, en Cáceres.