Incluso, uno de cada cinco españoles, el 20% de la población, se resfría al menos tres veces o más al año. Las molestias derivadas del resfriado y la gripe son muy fáciles de confundir, porque ambas patologías afectan a las vías respiratorias y los primeros síntomas pueden ser similares o muy parecidos. Pero, ¿sabemos realmente diferenciar estas dos patologías tan distintas?

El resfriado o catarro común (coriza) es una enfermedad leve, mientras que la gripe, en algunos casos, puede derivar en complicaciones severas como bronquitis o neumonía en determinados grupos de riesgo. Por este motivo, es importante saber distinguirlas y tratar cada una de la manera adecuada.

DISTINTOS VIRUS

En primer lugar, ambas patologías están causadas por diferentes tipos de virus. El virus de la influenza provoca la gripe y puede causar hospitalización y ser mortal si no se atiende a tiempo. Las hospitalizaciones por influenza son prevenibles, pues está disponible la vacuna y el medicamento específico antiviral.

El catarro puede estar causado por más de 200 tipos diferentes, como el rinovirus, un género de virus de la familia Picornaviridae. Los rinovirus son los patógenos más comunes en humanos y son los agentes causantes del resfriado común. Su temperatura óptima para la replicación es de 33 a 35 °C. Existen más de 110 tipos serológicos de rinovirus capaces de provocar los síntomas. El coronavirus es otro de los virus más comunes que provocan el resfriado; ocasionalmente puede producir neumonía en personas de edad avanzada, neonatos y pacientes inmunocomprometidos.

LOS SÍNTOMAS

La mayor diferencia radica, no obstante, en sus síntomas. Los procesos gripales suelen cursar fiebre alta, que puede aparecer de forma brusca y alcanzar hasta cuarenta grados. Otros de sus síntomas más comunes son dolor muscular, de cabeza, cansancio intenso, debilidad y malestar general. No es frecuente la congestión nasal, ni los estornudos y la tos suele ser seca.

En cambio, los resfriados se caracterizan por los típicos estornudos, tos con mucosidad, congestión nasal con moco fluido, acuoso y abundante, picor de garganta y ojos llorosos. Aunque también hay malestar, el cansancio suele ser leve o moderado y la fiebre es inusual o baja. La duración de ambas patologías puede ser de una semana a diez días, aunque el periodo de incubación de la gripe (de 48 a 72 horas) es mayor que el del resfriado (de 18 a 36 horas).

La sintomatología general de ambos problemas se alivia con reposo, una correcta hidratación y medicamentos adecuados, que ha de prescribir un profesional sanitario. Lo más importante es tratar los síntomas y frenar su propagación. No olvidemos que hábitos tan sencillos como lavarse las manos con frecuencia, evitar los ambientes fríos y comer muchas frutas y verduras puede ahorrarnos muchos resfriados a nosotros y también a nuestro entorno.