-¿Por qué se hizo torero?

-Es una cosa que ni yo mismo sé. A mí me gustaba también mucho el fútbol, era otra de mis grandes pasiones porque mi padre era muy aficionado y muy madridista. Me crié en la época de Michel y Butragueño, esos futbolistas tan geniales del Real Madrid. Me hice madridista por los cuatro costados, pero sí es cierto que cuando empecé a ver corridas de toros por televisión, descubrí que los toreros eran los grandes héroes y que me atraían muchísimo. Era un mundo que tenía mucho misterio, una profesión que veía con mucha fuerza y con el paso de los años, cuando fui teniendo un poquito de razón, vi que era mi pasión, mi locura. Desde niño tuve claro que lo que quería era ser torero porque era lo que me hacía feliz.

-Ahora se dice que la sangre y la agonía del toro son elementos que producen rechazo en los aficionados nuevos. Explican algunos expertos que la hemorragia no aporta ningún beneficio a la lidia o que un puyazo delantero no favorece la humillación del toro en la muleta, que solo se produce por anatomía y selección...

-Entiendo que la fiesta de los toros, tan auténtica, tan de verdad, puede hoy llegar a parecer cruel porque sí es cierto que, tanto en el toro como en el torero, hay sangre. Y todo lo que sucede en el ruedo es auténtico. Al torero lo comparo con un actor, con la diferencia de que todo lo que le sucede es real, y todo lo que la gente está viendo en ese momento es verdad. Es cierto que puede llegar a ser impactante la sangre, sobre todo ahora, porque antes lo hemos visto como una cosa normal, como que el toro debe morir en la plaza, es picado, es banderilleado y al menos yo lo asimilé desde niño. Empecé a ver toros por televisión y eso no me ha trastocado, ni me ha influido ni afectado en mi forma de ser, ni me ha traumatizado. Desde niño lo tengo asumido, sé que forma parte del rito y lo he aceptado. No discuto que no se puedan cambiar cosas en el toreo, pero no soy partidario de tocar nada.

-¿Qué opina de los que quieren abolirlo?

-Respeto a toda la gente; igual que quiero que nos respeten a nosotros o me respeten a mí. Nunca he tenido enfrentamientos con nadie, siempre he respetado y me han respetado. Entiendo a la gente que no le gustan los toros igual que a mí no me pueden gustar otras profesiones u otras actividades en la vida. Estamos haciendo algo que no es ilegal, y mientras sigamos con esa legalidad y sigamos siendo el espectáculo de masas, después del fútbol, más importante que tenemos en España, no me avergüenzo de ello. Al revés, estoy muy orgulloso de defender una cultura que es parte de nuestras raíces, igual que lo es el flamenco. Si en otro país, como Estados Unidos, tuvieran como suya la fiesta de los toros, estarían muy orgullosos.

-¿Por qué se politizan los toros?

-Me voy siempre a la época de niño, porque es donde empiezo a tener referencia de la fiesta. Nunca jamás he visto que la fiesta de los toros en el pasado estuviera politizada. La fiesta es de todo el mundo, es del que le gusta, pertenezca a un partido, pertenezca a otro. No debe influir tu pensamiento o tu color político para ser aficionado a los toros. Creo que todo empieza con la prohibición de los toros en Barcelona, ahí ya se etiqueta la fiesta a favor más de un partido que de otro y ahí empieza el lío, que luego hemos ido sufriendo en años posteriores. Han salido partidos nuevos que están en contra, otros están muy a favor, y han hecho que se dividan.

-Tan divididos que Cáceres no tendrá toros esta Feria de Mayo. ¿Le apena?

-Todos sabemos que la cosa pinta complicada. Me da mucha pena que en Cáceres no pueda haber toros, una ciudad tan taurina, una tierra tan taurina, llena de toreros, de ganaderías, en la que los toros siempre han estado presentes. Parece que una feria de Cáceres no es feria sin toros. Es una lástima que haya habido problemas. La política ha afectado bastante y ha ensuciado mucho la fiesta. Es cierto que el actual gobierno del Ayuntamiento de Cáceres, tanto su alcaldesa, Elena Nevado, como los miembros de su equipo, apoyan a muerte los toros y sé que han luchado y lucharán por la fiesta. Ojalá que entre todos podamos conseguir que Cáceres vuelva a tener toros y que volvamos a poner a Cáceres donde hace unos años estaba: en el escaparate taurino nacional con todos los medios especializados aquí. Hace tres o cuatro años se hicieron muy bien las cosas y lástima que se hayan torcido de una manera tan complicada por el tema político.

-¿El toro de hoy es un producto de laboratorio o sigue siendo un animal salvaje?

-Mitad mitad. Es fiero, bravo, tiene un instinto salvaje, pero es cierto que la selección que los ganaderos han llevado a cabo año tras año ha conseguido crear un toro que, dentro de esa fiereza y esa bravura, sea ideal para poder torearlo; para que el torero que se pone delante sea capaz de convertir esa bravura en una obra de arte. Para eso también tiene que haber una selección de muchos años que los ganaderos han conseguido realizar.

-Vimos hace unas semanas la brutal cogida a Enrique Ponce...

-Es un hecho muy desagradable, además para un torero con una trayectoria tan importante como Enrique Ponce. Me atrevería a decir que si no es el más, sí es uno de los toreros más importantes de los últimos 40 años. Su trayectoria y sus números lo avalan. Creo que es muy, muy difícil estar 30 años como lleva él de figura máxima del toreo y que le haya ocurrido esto ahora es una lástima. El maestro tiene que seguir demostrando lo que es. Todos los profesionales y aficionados les deseamos que tenga una pronta recuperación. Pero, bueno, esto forma parte del toreo. Hasta él, que es un torero genial y que tiene una técnica privilegiada y una cabeza delante del toro única, demuestra que cualquier mínimo error delante del toro lo pagas caro.

-¿Los toreros deben entregarse igual en plazas de primera que de segunda?

-Cuando uno es y se siente torero intenta entregarse al máximo esté en un pueblo pequeño que en una plaza de primerísima categoría. Ahí es donde se ve realmente el compromiso, la responsabilidad y, ya no lo profesional que seas porque creo que todo el que se viste de torero y es torero es profesional, pero sí ese compromiso contigo mismo hace que te entregues lo mismo en Madrid que en una plaza pequeña.

-Las crónicas lo definen como un torero en estado de gracia...

-No sé si en estado de gracia, sí es cierto que estoy viviendo un momento muy feliz, estoy poco a poco consiguiendo ser el torero que soñaba ser desde niño. Con humildad, con trabajo, con ilusión, con motivación puedo llegar a conseguir lo que he soñado toda mi vida: llegar a ser un torero importante, poder estar en las grandes ferias y vivir de mi profesión y sentirme torero, que es lo que más feliz me hace.

-Bueno, pero se erigió triunfador indiscutible de la corrida de febrero en el Palacio Vistalegre de Madrid...

-Gracias a Dios este año he comenzado la temporada de forma inmejorable, con un triunfo en Vistalegre, cortando dos orejas; lástima la lesión de la muñeca, pero igual que se afrontan los triunfos los toreros tenemos que afrontar los percances. Tanto el final de la temporada pasada como el inicio de esta ha sido muy bueno y espero seguir esa línea.

-Encarna la expresión de ‘el que la sigue, la consigue’. Se ha referido antes a ese largo recorrido. En él ha tenido una gran influencia Francia, que lo ha subido a lo más alto...

-Francia ha sido clave. Me encontraba en una situación muy complicada. Estaba toreando prácticamente en los pueblos de Cáceres, a los que agradezco mucho. Me ha dado mucha madurez poder estar en numerosas plazas, la más significativa la de Hervás, donde triunfé dos o tres años seguidos, me abrió sus puertas y maté seis toros en solitario. Pero muchos pueblos, como Casar de Cáceres, La Cumbre, Navalmoral, Baños de Montemayor, Malpartida de Plasencia... Esos años difíciles estuve presente y me sirvieron para seguir alimentando mi ilusión como torero. Francia llegó en 2016 y sí es cierto que triunfé en la plaza de Orthez y eso me dio el salto al momento en el que estoy.

VALOR, OFICIO Y VOLUNTAD

-Los críticos dicen que usted reúne tres condiciones imprescindibles en el toreo: valor, oficio y voluntad...

-Pienso que un torero tiene que tener muchas cosas. Trato de ser fiel a mí mismo, a mi manera de sentir el toreo, a mi manera de ver mi profesión, de vivirla, y no traicionarme. Lo más importante en un torero es transmitir lo que lleva dentro, como un artista, como un cantante. Yo que soy muy aficionado al flamenco, siempre lo digo: ‘El flamenco se guía por emociones’. El toreo, también. Eso es lo más bonito.

-En septiembre de 2018, en plena Feria de Otoño, salió a hombros por la puerta grande de Las Ventas. ¿Se considera un torero de moda?

-No. Llevo 11 años de matador de toros, llevo muchos años luchando, hay mucha gente que creía en mí cuando las cosas estaban muy difíciles. Muchas personas, muchos amigos que han estado a mi lado y que desde aquí les agradezco todo ese apoyo que me han dado. El toreo es una profesión tan diferente y tan única que en dos tardes te cambia la vida; y eso es lo que me ha pasado a mí. Llegué en una situación difícil a Francia, un país que me abrió las puertas con mucho cariño, triunfé en plazas importantes: Orthez, Mont de Marsan, Dax... y esas plazas fueron las que me hicieron cruzar los Pirineos para que en España tuvieran repercusión mis triunfos. Ha sido como cuando uno hace una casa, primero pone los cimientos y luego poco a poco va colocando los ladrillos. Y mi carrera ha sido así, lo que pasa es que unas veces las casas tardan más en construirse y otras, menos. En mi caso se ha ido construyendo pasito a paso, pero con firmeza.

-Se presentó en público en 1998, vistió por primera vez el traje de luces en Cáceres en el año 2000, y ese fue el comienzo de una larga travesía del desierto. Tomó la alternativa en 2007, la confirmó al año siguiente y en los 11 años que van hasta 2017 solo lidió 40 corridas. Un bagaje muy escaso para quien aspiraba a la cima del toreo, hasta que en la feria de San Isidro de 2017 llamó la atención con inusitada fuerza. ¿Qué ocurrió?

-Ocurrió que cada paso que he dado me ha traído hasta aquí.

-Volvamos al 30 de septiembre de 2018 cuando cruzaba en volandas el umbral de la gloria en Las Ventas, la plaza más importante del mundo. ¿Qué se siente?

-Ese ha sido el día más feliz de mi vida como torero; lo más grande que puedes llegar a conseguir es salir por la puerta grande de Las Ventas. A lo mejor hay tardes que puedes haber toreado incluso mejor; en mi temporada pasada tuve faenas mejores que esa, pero la tarde en conjunto, el público de Madrid, las circunstancias de las que venía, con una cornada que me había dado un toro hacía ocho días en Mont de Marsan, mi padre había fallecido... eran unas emociones bastante fuertes: y llegar a Las Ventas, y ser capaz de triunfar y abrir una puerta grande creo que ha sido el sueño de mi vida y tocar el cielo con las manos.

-Porque en Mont de Marsan cayó herido de gravedad el día de la muerte de su padre...

-Muchas veces la casualidad y las circunstancias se unen en la vida. Ese día toreaba en Francia y a las seis de la mañana recibí una llamada de mis hermanas comunicándome que mi padre había fallecido. Decidí actuar en homenaje a él. Eran unos momentos difíciles porque mi mente y mi corazón estaban heridos, pero conociendo a mi padre y la relación que había tenido con él, quise hacerle un homenaje. Y a pesar de que me pegó la cornada el toro, fue una tarde importante. La gente vio la dimensión que di como torero, pero lo más importante es que fue una tarde en la que honré su memoria. Él se merecía mi esfuerzo.

-Dicen que Francia es justa con los toreros que se entregan a ella, no sé si en España sucede lo mismo...

-Quizás no tanto. En Francia existe una recompensa, una justicia. Cuando los toreros se entregan y lo dan todo en el ruedo, como usted bien dice, se ve recompensado en los carteles y eso en España es difícil. Aunque es verdad que Francia tiene algo para España, y es el crédito. Cuando un torero es capaz de triunfar en Francia, no solo una vez sino en repetidas ocasiones, en España se le da mucha importancia. Y lo que me ha hecho llegar al momento tan bonito que estoy han sido los triunfos de Francia.

-Y ahora la nueva temporada...

-Es una temporada muy ilusionante, muy apasionante. Creo que estoy ante la temporada más importante de mi vida, donde voy a recoger todos los triunfos que he sembrado durante tantísimos años de lucha y sacrificio, pero a la vez me llena de responsabilidad. Porque si quiero llegar a ser algún día un torero importante y llegar a conseguir los sueños que tengo, debo hacer esfuerzos muy grandes, y entregarme tarde tras tarde como torero. Es cierto que todos los días no se puede triunfar. Creo que hasta ahora llevo una línea de triunfos muy importante y espero seguir dándolo todo, espero que la suerte me acompañe y ser capaz de seguir manteniendo el nivel, sobre todo del año pasado y poder consolidarme como un torero de ferias, como un torero importante y, sobre todo, hacer feliz a tantos aficionados y a tanta gente que espera con tanta ilusión y quiere ver lo mejor de mí. Si las cosas van bien y no se tuercen, si Dios quiere voy a estar en muchas ferias. No sé el número de corridas, tampoco me preocupa porque soy más amante de la calidad que de la cantidad.

LAS VENTAS CON TRES TARDES

-Estará tres tardes en Las Ventas...

-Si Dios quiere voy a estar tres tardes en la Feria de San Isidro, en la Feria de Abril de Sevilla, en Pamplona, ojalá en Bilbao y Santander. Y luego en Francia, que es mi segundo país de adopción taurina. El 7 de septiembre voy a encerrarme en Dax con seis toros de Victorino Martín, la ganadería que me ha dado tanto.

-¿Cómo le trata el público de Las Ventas?

-Muy bien. Es un público muy exigente, que pide máxima entrega pero a la vez máxima verdad. No es fácil poder estar a la altura de una plaza como Madrid, pero para eso me entreno.

-¿El torero de hoy no se está perdiendo por ese afán de conseguir orejas?

-Estamos demasiado aferrados a la estadística y eso muchas veces le quita romanticismo al toreo. Pero en el momento en el que estoy ahora, estoy obligado a ello.

-Usted es un torero humilde, no de postureo...

-Si algo tengo es que el toreo lo llevo dentro de mí. Amo el toreo, es mi vida, y nunca he hecho nada por aparentar o parecer algo que no soy. Soy muy fiel a mí.

-Y muy fiel a su cuadrilla...

-Me siento compenetrado con ella.

-¿Se siente el torero de Madrid?

-Ser torero de Madrid es algo muy difícil. Todavía no lo he conseguido, pero por lo menos me siento respetado, que eso es muy importante.