Hoy es el día para que se haga pública la decisión sobre si se cierra o no la fábrica de grasas debido a los malos olores que se emiten desde sus instalaciones. Ayer finalizó el plazo de un mes fijado por el ayuntamiento para que Extremeña de Grasas minimizara los malos olores y evitar el cierre. El alcalde de Mérida, Angel Calle, no quiso ayer desvelar nada y se limitó a señalar que "estamos terminando los informes y será mañana --por hoy-- cuando lo haga público", dijo.

Si se tienen en cuenta las últimas palabras del propio Calle hace apenas diez días, el cierre parece la solución, dado que los informes policiales diarios señalaban que los olores siguen patentes en las inmediaciones de la fábrica y llegan a la zona centro.

Sin embargo, en declaraciones a Efe, el director de Extremeña de Grasas, Enrique Pabón, reiteró el pasado jueves que la fábrica ha reducido "sustancialmente" la emisión de malos olores tras la aplicación de cinco medidas correctoras en el último mes; entre ellas el cierre de tolvas donde se vuelca la mercancía de despojos de animales. Pabón subrayó que la empresa ha "cumplido" con sus compromisos para reducir los olores, y que Calle carece de competencias para decretar el cierre de la fábrica y que la empresa tiene todos los permisos en vigor.