Un pasillo escondido del centro cultural Alcazaba acoge estos días una exposición de 32 fotografías que muestran la crueldad del campo de concentración nazi de Matthaussen (Austria), donde entre 1940 y 1945 estuvieron encerrados unos 7.000 republicanos españoles, de los que solo 2.000 sobrevivieron.

Las imágenes, de la Asociación Amnesia (Madrid), muestran en todo su crudeza lo que debió ser la vida en aquel lugar. Por este motivo, un cartel en la entrada avisa de que no es aconsejable que la vean niños ni adultos que crean que puedan herir su sensibilidad.

Así, en las imágenes, todas de hombres, aparecen grupos de prisioneros muertos en el campo, agarrados a las alambradas cuando intentaban huir, o cadáveres esqueléticos amontonados. En otras, se ve una procesión en la que va un carromato que transporta a un prisionero ahorcado, a la que antecede una banda de música compuesta por los detenidos.

Mauthausen no fue un campo de exterminio contra los judíos como lo fueron Auschwitz o Treblinka, aunque también contó con cámaras de gas, pero la dureza de los trabajos forzados que sufrieron, unida a la falta de alimentos, hizo que el exterminio se produjera sobretodo por agotamiento físico. Jornadas de 12 o 14 horas, la mayor parte en la cantera, de donde recogían enormes piedras que, colocadas a la espalda, tenían que subir por una escalera de 186 escalones, formaban parte de su vida cotidiana