--¿Cómo le va al comercio de Mérida en plena crisis?

--Bueno... El comercio está resistiendo a los tiempos que vivimos, a estos momentos de crisis y menos consumo. Resistimos como podemos, porque el comercio está en horas no demasiado buenas, simplemente nos estamos manteniendo. Por los comentarios que me llegan de los compañeros ningún establecimiento está creciendo ahora mismo, pero vamos lidiando con la situación e intentando mantener a los empleados mientras esto se va moviendo un poco y vuelve a reactivarse el consumo.

--¿Se plantean algún tipo de medidas a corto o largo plazo para incentivar las compras?

--Nosotros, desde la Asociación de Comerciantes tenemos en marcha un calendario de actividades y hemos estado organizando iniciativas para incentivar, sobre todo, que la gente venga al centro. Se han hecho Ferias del Outlet, Semana del Regalo... Acciones que potencien que la gente venga al centro. Porque para comprar aquí, primero hay que conseguir necesariamente que los clientes se desplacen.

--¿Están dando resultado esas actividades?

--Poco a poco. El Outlet ya sabemos que siempre es un éxito. Otras son más dispares: hay a gente que le va mejor, a otra gente que le va peor... Pero se trata de eso, de hacernos notar y de trabajar para que la gente venga al centro. Con esa idea ahora vamos a poner en marcha el microclima, una herramienta que entendemos que facilita que el cliente acceda al centro y se mueva. Es algo fundamental: si las calles están vacías, no vendemos. Si están llenas, puede que vendamos algo. Ahora en la época de verano relajamos un poco el calendario porque con el Festival de Teatro ya hay ambiente. Pero a partir de septiembre, habrá actividades tipo outlet, noche en blanco del comercio... prácticamente todos los meses. Estamos perfilando un montón de cosas de las que ya iremos informando.

--¿El microclima va a funcionar entonces este año sin ningún problema?

--Nunca ha habido problemas. Nuestra asociación pertenece al Centro Comercial Abierto y cuando llega esta época, nos ponemos a trabajar: pedimos un presupuesto, hablamos con el ayuntamiento... Y sacamos los fondos aportando cada uno lo que puede. Siempre ha cubierto el ayuntamiento una parte importante, a excepción del primer año de Gobierno de esta corporación, pero ya se explicó. Las elecciones fueron en mayo y cuando nos quisimos dar cuenta, estábamos ya a mediados de julio. Fue un verano en el que no hizo mucho calor, lo pensamos y entendimos que no merecía la pena hacer la inversión, que se mueve entre los 2.500 y 3.000 euros. Pero este año va a funcionar sin problemas, ya está todo pensado y trabajado y en breve se pondrá en marcha.

--Comentaba antes que para el comercio es fundamental que la gente vaya al centro. ¿Está sirviendo para eso la zona azul?

--Sobre este asunto me puedo pronunciar de forma personal, pero no como presidente de la asociación porque en el colectivo hay asociados que creen que les va a perjudicar y otros que afirman que ya les está aportando beneficios. Además cada uno te da sus argumentaciones que son perfectamente válidas, por eso como asociación nunca nos hemos pronunciado. En cualquier caso, la zona azul acaba de empezar. Cuando llevemos cuatro o seis meses, diremos si viene mal o viene bien al comercio. El resultado se verá, pero en un plazo medio. Ojalá sea para bien, porque a mí lo que me interesa es que todo lo que se haga en Mérida sea bueno para el sector.

--¿Cuál es su opinión personal?

--Yo creo que en todas las calles del centro: Félix Valverde Lillo, Rambla, etc., ahora hay rotación de vehículos, y eso significa gente que viene al centro.

--¿Echan en falta más apoyo del ayuntamiento?

--Nosotros, desde hace aproximadamente un año nos estamos reuniendo con los responsables del ayuntamiento prácticamente cada 15 días para incentivar y ver qué se puede hacer. No echamos en falta su colaboración, pero económicamente no están las cosas ni por parte de la asociación ni del consistorio, para invertir dinero a diestro y siniestro. Pero bueno, con ideas y gestiones se van logrando cosas. Hay muy buena sintonía. Siempre la ha habido, también en la legislatura anterior.

--¿Se ha notado en Mérida la apertura del centro comercial El Faro en Badajoz?

--No te lo puedo decir. Los primeros meses nos gusta a todos ir a verlo, pero después yo creo que tiene que ser una cosa muy concreta para que la gente coja el coche y haga 120 kilómetros para una compra. No se sí está afectando, pero la oferta comercial que presenta Mérida en todo tipo de artículos es muy interesante, empezando por textil y terminando por papelería. Raro es que el cliente que busca algo concreto no lo encuentre aquí.

--¿Ha mejorado la oferta comercial con la crisis?

--La crisis está haciendo que mejore la especialización en el pequeño comercio. Antes el cliente venía y compraba de lo que había en la tienda. Ahora no, exige ciertas cosas en ciertas tiendas. Entonces, los comerciantes lo que estamos haciendo es buscar ese producto más específico que se nos demanda, que es lo que no puede hacer una franquicia.

Así es como estamos sobreviviendo. Una señora por ejemplo, ve en una tienda de ropa un vestido que le encanta, pero no tienen su talla. Por la cuenta que le tiene al comerciante, la señora tendrá el vestido a la semana siguiente. Porque si esa señora sale satisfecha, va a volver a comprar. Se trata sobre todo de fidelizar clientes. A mí en la papelería me pasa lo mismo. Antes tenía tres marcas de lápices. Ahora no, el cliente viene buscando un lápiz concreto o una marca de tinta concreta para su pluma, no le vale cualquiera. Se trata, básicamente, de los detalles: que le envuelvan un regalo y le pongan un lazo...Así se está haciendo un comercio mejor, hay menos volumen pero más especialización. De hecho, es la ventaja y el valor añadido del pequeño comercio, la ilusión que ponemos los tenderos.

--Hoy tendría que comenzar el periodo oficial de rebajas. ¿Qué le parece la libertad de horarios comerciales?

--Es un mal que tiene que venir. Antes se abría 8 domingos al año, después 10, ahora 14... Digo mal porque al pequeño comercio no le favorece en absoluto, pero cambiar esa tendencia parece complicado. Si el comerciante es dueño o tiene un empleado o dos, ¿a quién sacrificas para abrir? Abrir un domingo es un sacrificio familiar, porque nosotros no tenemos infraestructura para hacer turnos. Claro que es cómodo que se abra un domingo, pero hay que pensar en todo. Con las rebajas a la carta, lo mismo que la liberalización. Si no te dicen cuando tienes que abrir o cerrar tu negocio, tampoco cuándo tienes que poner rebajas o las tienes que quitar.