Mérida

La empresa de El Aguila, antes Gavilán, fue otra de las industrias, como Corchera Extremeña, que ha desaparecido en Mérida.

La primera coción se hizo el 25 de mayo de 1959 que marcaría una etapa en la historia de esta ciudad. Después de las primeras pruebas fue en aumento hasta llegar a la adquisición de ochenta mil metros cuadrados de extensión.

Actualmente es la sede del campus universitario emeritense, al adquirirlo el ayuntamiento en época de Antonio Vélez como alcalde, y uno de los muchos solares que adquirió el ayuntamiento de empresas que iban cerrando como la Algodonera, Cepansa, Tabacalera...

La primera ampliación importante se hizo en 1963. Se adquiere un tren de embotellamiento de 20.000 botellas/hora, vino importando de Inglaterra. Fue todo un acontecimiento. En aquella época no existía nada parecido. La demanda era tal que dos años después tuvo que ampliarse. Se hicieron otras dos bodegas con tanques de 40.000 litros. Con el aumento de producción aumenta el mercado y ante la calidad que brindaba el producto y la enorme demanda en 1968, se pone una nueva botellería con un tren de 35.000 botellas por hora y aumentan los tanques a 70.000 litros.

La cerveza El Gavilán tenía como accionistas a El Aguila S.A., el Banco Español de Crédito, Ricardo León Varea, Miguel Granda Torres y sus hijos Pedro, Miguel, y Enrique Grada Losada, este último director de la factoría.

En mayo de 1970 El Aguila compra todas la acciones quedando únicamente su nombre comercial, y desaparece como tal El Gavilán. Se hacen nuevas inversiones en 1973 y se amplian los generadores de vapor, triplicándose su capacidad. En 1971 se adquieren 40.000 metros cuadrados más de solar que limitaba con la factoría y se amplian la coción y los molinos.

AMPLIACIONES

De todas estas ampliaciones que se hicieron la más revolucionarias, en cuanto a su sistema, fueron las bodegas y fermentación. En estos recipientes de forma esférica y a la intemperie se producía el proceso de fermentación y guarda, manteniendo una temperatura de un grado, controlada automáticamente y en volúmenes de 300.000 y 500.000 litros. Estas bodegas eran únicas en el mundo. Su capacidad de producción era de 50.000 botellas/hora y en plena producción, en verano, de 600.000 botellas al día.

Desempeñaban su trabajo 205 empleados, 149 estaban en la factoría y 56 en depósitos. En verano se contrataban a 20 eventuales. Los trabajadores estaban encantados con su empresa, era la que mejor pagaba, su cierre fue traumático. La flora era de 7 camiones de gran tonelaje (15 toneladas); el mayor era de 22.000 kilos; 47 camiones de reparto de 5.000 kilos y 15 turismos. Por lo tanto la flota era de 69 vehículos.

Las ventas se hacía en Badajoz, Cáceres y Huelva y en todos sus pueblos, y los depósitos estaban en Badajoz, Mérida, Villanueva de la Serena, Almendralejo, Zafra y Azuaga. En Cáceres y Plasencia y Huelva ciudad.

Recordar esta factoría es recuperar parte de la historia de esta ciudad que gracias al nombramiento de capitalidad regional se salvó de una depresión industrial. Ahora es ciudad de servicio.