El documento secreto, al que ya hemos hecho referencia en los dos anteriores reportajes, hace unas valoraciones de objetividad y declaraciones que no se ajustan a la realidad.

Al comienzo de los años treinta se creó el Triángulo del Amor . Formaba parte de él Francisco Cervantes de la Vega, director de la Banda Municipal de Música y profesor de piano del Liceo, una persona que no hizo mal a nadie. Su hijo intentó salvarle, se puso en contacto con el sacerdote y párroco de Santa Eulalia César Lozano Cambero, pero no hubo posibilidad alguna de evitar que se le aplicara el bando de guerra y se le fusilara. Ricardo Cobos San Emeterio era un famoso médico que perteneció a este Triángulo , se le aplicó el bando de guerra y fue fusilado. Manuel Rosillo Ron, profesor, era republicano pero jamás empleó su enseñanza políticamente, según nos han comentado sus alumnos. Tenía la Academia Rosillo y por ella pasaron miles de emeritenses, también se le fusiló.

Los dos únicos que se libraron de esta barbarie fueron Manuel Serván, por sus muchas amistades en la ciudad, y Manuel Zúñiga Sierra, ambos formaron parte del Triángulo del Amor , al que podían pertenecer hasta cinco. Un documentado artículo de Ignacio Chato Gonzalo publicado en el segundo tomo de unas ponencias y comunicaciones que se celebraron en Mérida el 30 y 31 de enero y 1 de febrero de 1997, De lo oculto a los perdido: los espacios masónicos en la ciudad de Mérida, 1888-1936 , nos da una amplia información.

También los libros que nos ha facilitado Pedro Mateos Martín de Rodrigo y el documento que nos han entregado Luis Matute García, bisnieto de Eugenio Macías, y Miguel Valdés Marín, nieto de Miguel Marín.

En este documento del 30 de diciembre de 1938 consideraba se como masones a otro grupo de emeritense cuyas actividades se desconocen dentro de la masonería y más se debió a las reuniones que tenían con algunos que estaban más comprometidos. En el Archivo Histórico Nacional de Salamanca (Fondo Masonería, 590-A-15) tienen los expedientes personales de la Sección Especial o del Tribunal para la Represión de la Masonería y para desacreditarlos comenzó a conocérseles como los del contubernio judeo masónico bolchevique .

El grupo de emeritenses era amplio y con personajes muy conocidos, de ahí que al retractarse de sus ideas se les considerara de otra forma y se libraran de ser fusilados. Entre ellos estaban, Juan Gijón (expediente 7717-13), Serafín Molina (684-9), Emilio Cardona (178-35), Miguel Marín (189-33), Paulino Doncel (226-8), Perfecto Zancada (184-3), Antonio Cascón Chito (385-36) y los cinco del Triángulo del amor .

Todos los masones que hemos conocido en la ciudad de Mérida han sido personas comprometidas con los ciudadanos, crearon riqueza en sus industrias y por lo tanto cientos de puestos de trabajo, fundaron sociedades culturales, prensa y ayudaron a todo aquel que lo necesitaba. Ni a uno solo de los que pertenecieron a la masonería en el siglo XIX y XX se les ha podido demostrar nada de que arrepentirse, aunque algunos fueron denunciados y maltratados por pertenecer a una institución que nunca hizo mal a nadie.