Se podría decir que la relación de José Miguel Galán Sánchez-Cortés con la coral Augusta Emérita nació casi al mismo tiempo que su propia existencia. La afición de su familia por la música ha calado en él hasta el punto de convertirse no solo en cantor y director de la propia coral emeritense, sino también en el dirigente y fundador del coro de cámara Ubi Sunt? y de la Capilla Gregoriana del Santísimo Cristo del Calvario.

<b>-¿Cómo surgió la oportunidad de ser director de la coral?</b>

-Dos de mis tías eran fundadoras de la coral y me traían a los ensayos desde que yo tenía un año. Además, he conocido desde niño a Diego Galindo, el anterior director. Él ha sido mi padrino musical y mi relación con la coral ha sido siempre muy estrecha. Entré a cantar con 17 años, luego fui jefe de cuerda, me hice subdirector y el último paso era algo natural.

<b>-¿Qué es lo mejor y lo peor de participar en un coro?</b>

-Yo creo que esto no tiene una peculiaridad especial con respecto a otras actividades que se hacen en grupo. Al final, la mayor gratificación surge cuando consigues un trabajo bien hecho con el esfuerzo compartido, y las mayores decepciones también vienen de los grupos. Es el componente humano el que marca los grandes retos y las grandes decepciones.

<b>-¿Es cierto que los coros no atraen mucho a los jóvenes?</b>

-Sí, es cierto que en este mundo de las corales se introduce más la gente mayor, y es una lástima porque una coral necesita voces de todos los estilos de la misma forma que cantamos música de todo tipo, desde el Renacimiento hasta piezas de La Oreja de Van Gogh o Mecano para que la coral resulte atractiva a todo el mundo. A mí me maravilla cuando llegan los carnavales y veo la alta calidad que hay en Mérida de comparsas y chirigotas. Sería ideal y me gustaría que esas personas se implicasen en la coral porque creo que hace ciudad.

<b>-¿Cómo se financia la coral?</b>

-Últimamente se financia muy mal. Hace unos años sí que había más ayudas públicas, pero ahora se financia exclusivamente con las cuotas de los miembros. También hay alguna ayuda a través de la Federación de Corales Extremeñas, pero da para hacer muy poco. Cuando hay algún viaje, cada uno aporta su parte correspondiente.

<b>-¿Hay público aficionado a los coros en Mérida?</b>

-Sí, los coros sí gustan, aunque es un poco engañoso porque hay veces que organizas un concierto y el público no va, pero porque hoy día entran muchos componentes en juego, desde el horario por temas comerciales hasta el fútbol, que engulle prácticamente toda la actividad social. Por suerte, el nivel cultural va en aumento, la gente cada vez nos exige un repertorio más variado.

<b>-¿Piensa que en el sistema actual se valora lo suficiente la educación musical?</b>

-En el sistema educativo actual la educación musical no se valora, pero es un problema cultural que tienen ciertos estamentos políticos. También creo que el propio mundo académico no tiene una sensibilidad hacia la música, a la formación musical no se la acaba de ver como una formación reglada y válida. Como sociedad todavía nos queda valorarlo, y no solo por un tema cultural, sino porque está más que comprobado que la destreza musical ayuda a muchísimas otras que luego se pueden encaminar hacia las matemáticas, hacia las ingenierías, hacia las carreras de sociales o hacia cualquier otra cosa.