THtan pasado los años y de las viejas lonas y tenderetes de feria hemos pasado a casetas con aire acondicionado, servicios y ciertos detalles que hacen más cómoda la estancia. Al margen del parque de atracciones, los cacharritos , que suelen ser un martirio para el bolsillo de padres y abuelos. Un día con los nietos te da para pasar un fin de semana en una playa del sur de España.

La feria viene de hace siglos. Un libro de Francisco Morgado Las Ferias de Mérida (1300-2000) nos relata toda su historia. Se lo recomiendo. Han pasado por la plaza de la Constitución, hoy plaza de España --donde debajo de los soportales se ponían los puestos con toda clase de objetos--, calle El Puente, Rambla Santa Eulalia, Barriada de la República Argentina, Nueva Ciudad, zona de Bellavista --donde están ahora varios centros comerciales de grandes superficies--, El Prado --donde las calles era de rollos y no quedó un tacón sano de quienes los llevaban--, el parque de Las Siete Sillas, hasta el actual recinto. Se han vivido muchos buenos momentos y cada concejal de turno ha hecho lo posible y, lo imposible, porque todo estuviera a gusto de los ciudadanos.

Hoy las comodidades son imprescindibles para que el ferial se llene, así como que los productos que ofrecen tengan calidad y buen precio. Hoy, tal y como está la economía, se ponen las pilas o no hay forma de salir airoso del negocio montado.

Desde hace más de 30 años, una de las personas que han luchado y, ha tenido que soportar a todos los concejales de festejos ha sido Jesús Cabezas . Se merece un premio al esfuerzo, poco recompensado, pero su profesionalidad, como funcionario, ha demostrado, año tras año, con políticos de distinta ideología, su buen hacer. Y lo dicho, ni una sola peseta de entones y, ni un solo euro ahora, cuando trabaja fuera de las horas que le corresponden en su trabajo habitual en el consistorio, se debe, a su cariño por su ciudad.

La oposición siempre ve la feria de distinta manera, al partido que gobierna. Esto ha ocurrido siempre.