Periodista

El colegio público Trajano es el centro de enseñanza más antiguo de la ciudad con 114 años de existencia.

El alcalde de Mérida escribe al Duque de la Roca el 15 de septiembre de 1885 para la adquisición del edificio: "El Ayuntamiento de Mérida gustosísimo, que lo que fue casa solariega del vizconde de Sierra Braba y Conde de la Roca, gran Patricio Emeritense y protector insigne de las letras que tan vigorosamente cultivaba, se convirtiera en centro de enseñanza para sus hijos, como recuerdo imperecedero de aquel antepasado". El alcalde propone que tase el palacio para su venta.

La contestación del Duque de la Roca llaga cinco días después: "decidido a enajenar dicho palacio con las tres casas, corral y cerca antiguas, me alegraría en efecto la comprara esa Corporación y lo dedicara a los fines que V. indica; pero por circunstancias especiales no me conviene que su precio sea calculado por peritos, y le he fijado yo en diez mil duros que habrían que ser libres de todo gasto de escrituras y demás; es decir que habría de recibir íntegros y sin deducción alguna en el acto del otorgamiento de la escritura."

La tasación definitiva se hace por el arquitecto del ayuntamiento Ventura Vaca y por parte del Duque de la Roca por el Maestro de Obras José Sanchíz y Pascual en 45.000 pesetas. El 8 de enero de 1887, la Real Orden esperada autoriza al ayuntamiento el uso del capital de los 2/3 del 80% para la construcción del edificio.

EDIFICIO

El arquitecto Ventura Vaca es el encargado de redactar el proyecto de construcción del edificio y se presenta al pleno el 25 de enero de 1886 por un importe de 159.663,67 pesetas, según los estudios realizados por el maestro y escritor Máximo Pulido Romero. Para la financiación hay una serie de vicisitudes que retrasan el comienzo de la obra. Entonces se intenta que se habiliten unos recursos procedentes de las rentas del municipio, y se estudie la posibilidad de utilizar parte del 80% del Capital de Propio en inscripciones intransferibles al 4%, que el ayuntamiento poseía como consecuencia de la desamortización de parte de sus bienes y que, con autorización, podía utilizarse para obras de interés social, siempre que no pusiera en peligro las atenciones del ayuntamiento.

La comisión municipal de Hacienda, que presidía Pedro María Plano, toma con interés el tema y aportando los datos suficientes los lleva al pleno en febrero de 1886 donde se aprueba. Máximo Pulido recoge en su investigación los testimonios del alcalde José Becerra Cervantes: "nada más grato para él que durante la vida legal de la actual Corporación pudiera llevarse a cabo la construcción del Edificio para Escuelas, primero de los de su clase en la provincia, el cual sirva de estímulo para que otras poblaciones sigan el ejemplo de esta ciudad" (Libro de acuerdo de 1-1-1886).

El lugar elegido era privilegiado, una manzana de 2.075 metros cuadrados en el centro de Mérida. Se proyectan construir cuatro escuelas independientes, dos de niños y dos de niñas en la planta baja con salón biblioteca.

Las niñas entrarían por la calle Santa Clara, hoy Santa Julia, en frente del museo visigodo que se encuentra en la iglesia de Santa Clara, y los niños por la calle Trajano. Actualmente, siguen estas mismas dos entradas pero entran por ambas niños y niñas, las aulas han aumentado y también los profesores.

LAS AULAS

Las aulas estaban calculadas para acoger a 85 niños y la que menos 65, es decir 150 niños por escuela, 600 el total del edificio. Cada alumno disponía de un metro cuadrado, suficiente para la época. La altura de cada sala era de 4,15 metros y estaba iluminada por ocho ventanas de 1,60 por 1,25 a una altura de 1,50 con el fin de que no se pudieran asomar y distraer.

Los maestros del colegio tenían su vivienda en el edificio. Todas ellas contaban con acceso directo a las aulas, así éstos no tenían que desplazarse a ningún sitio para dar clases a los niños de la época.