Disfrutar de la tranquilidad del campo y los beneficios de vivir en la ciudad es posible en la barriada Carrión, un pequeño asentamiento de apenas 20 viviendas ubicado a las afueras del distrito oeste de la ciudad. Los vecinos lo definen como un barrio plácido y amable que aunque no dispone de tiendas, bares o restaurantes, sí se ha convertido en el refugio de muchos familiares y amigos que se desplazan hasta allí en vacaciones o los fines de semana para relajarse. No en vano, pese a contar solo con 18 familias en la barriada, la directiva de la asociación de vecinos presume de tener más de 50 socios. La falta de iluminación y acerado, la no existencia de caminos peatonales que comuniquen con el centro y la amenaza de quedar incomunicados por el desarrollo de las obras del anillo del agua o la posible retirada del autobús urbano son las principales reivindicaciones que trasladan desde el colectivo vecinal.

Según denuncia la directiva de la asociación de vecinos, presidida por Isabel Gómez, la ejecución de las obras del anillo perimetral obligará en breve a cortar la única carretera que comunica la barriada con el centro de la ciudad, que además no dispone de iluminación ni acerado. "Nadie nos ha informado ni nos ha dicho nada. No sabemos qué pasará, si nos podrán un paso elevado ni cuánto tiempo estará cortado el acceso porque nadie nos ha comunicado nada", explica Gómez. Ahora, para ir caminando al centro deben seguir esta carretera, sin arcén, y después cruzar dos vías y la rotonda de la Consejería de Agricultura. "No está lejos y perfectamente podríamos ir caminando o dar un paseo, pero es un peligro", apunta Gómez. La presidenta explica, junto a M Angeles Romero (vicepresidenta) y Raúl Torres (vocal) que ya han trasladado al ayuntamiento la necesidad de contar con acerado y farolas en la zona, pero el gobierno local asegura que no es su competencia.

Los vecinos también critican el estado de la parada de autobús, que no dispone de marquesina, y aseguran que tras la privatización y ante el escaso número de usuarios --sobre todo niños y jóvenes para ir al colegio--, todo apunta que la línea 6, que pasa cada hora por la barriada, dejará de frecuentarla. Los ruidos generados por los vehículos que circulan por la A-66 también son un problema --incluso han generado grietas en las casas más cercanas-- y aunque hace tiempo el Gobierno barajó instalar pantallas insonorizantes, nada más han vuelto a saber los vecinos del asunto. Con la seguridad y la limpieza sí están satisfechos, pero critican que nadie del Equipo de Gobierno ha visitado la barriada desde hace más de un año pese a que en reiteradas ocasiones, especialmente a raíz del corte de la carretera, han pedido reuniones con los concejales.