Los políticos están inquietos. Se aproxima el porvenir del poder a pasos agigantados. Unos y otros medirán sus fuerzas. El bipartidismo en Mérida está claro: PP y PSOE que es como decir Pedro Acedo y Angel Calle. Ambos están seguros de ganar, pero lo seguro, de verdad, es que cualquiera sabe.

Los nervios están a flor de piel. Los medios de comunicación van a jugar un papel importantísimo y ya se está comproban-do que se hace campaña electoral de forma subliminal, como no diciendo nada pero diciéndolo todo: fotos en la prensa, informaciones de boletines o cartas, salida en televisión, entrevistas en emisoras...

El Presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, da como seguro la victoria en Mérida y Plasencia. Pedro Acedo está convencido de su triunfo el 25 de mayo y Angel Calle no pierde la compostura ante los ataques que está recibiendo, ya le habían advertido.

La política es para algunos una forma de entrar en la sala de estar y descubrir si se tiene brasero o aire acondicionado; llegan a la cocina para comprobar si se fregó la zona o se ha dejado para más tarde, incluso entran en los dormitorios para ver si el amor se hace boca arriba, boca abajo o no se hace.

En época de elecciones todo se sobredimensiona y la epidermis es tan delicada que una lágrima hace herida. A más de uno le va a supurar sea cual fuere el resultado y es que quien insulta termina insultado, vejado y despreciado.

Poder expresar libremente lo que desees, sin ofender a nadie, es lo mejor que se puede decir de una democracia, si no es a sí, hemos convertido esta nación en una futura dictadura y ya tenemos experiencia de la misma. Las elecciones deben ser fuertes y discrepantes, pero dentro de una ética en el diálogo que nos haga comprobar que ya somos mayores de edad en la libertad de expresión. Si estas reglas no se cumplen, quien las rompa debe estar en su casa nunca en la política.