La procesión magna de la Semana Santa, al margen del Vía Cruces con el Cristo de la O en el Anfiteatro Romano de Mérida, es el Santo Entierro que sale del Calvario.

El párroco del Calvario Guillermo Soto y Juan Casco con sus atuendos de canónigos. Al poco de comenzar la procesión se les unieron el arzobispo, Santiago García, y los párrocos de Santa María, José Antonio Salguero, y el de Santa Eulalia y arcipreste, Antonio Bellido. Como primera autoridad el alcalde, Pedro Acedo, acompañado de varios concejales del PP y del PSOE y autoridades militares.

La tarde amenazando lluvia. Cuando llegó la procesión a la Concatedral de Santa María salió a recibir a su Hijo la Virgen de los Dolores, el acto fue muy emotivo. Comenzaron a caer una gotas y ante semejante perspectiva decidieron recoger a la Virgen y el Santo Entierro, que tenía que hacer el recorrido habitual, dió la vuelta a la plaza de España y entro en la parroquia. Muchas lágrimas. Todo un año esperando este momento. Si el cielo echó unas gotas hubo más lágrimas, como la de Lolín Moreno. Mojar un manto de estas característica suponía jugarse muchos cientos de miles de pesetas.

Vimos llorar al Hermano Mayor, Juan Ignacio Avila, y al Mayordomo, con más entereza, pero roto, José Pérez Garrido. El momento era propicio para las emociones pero lo importante es el comportamiento de todos. Muchas lágrimas en la tarde del Viernes Santo.

La Cofradía del Calvario tiene un reconocido y ganado prestigio, la Cofradía y los que la componen a través de muchos años, ha cumplido más de un siglo de existencia.