La carta de san Cipriano de Cártago, al escribir sobre la Iglesia en Mérida en el año 255, es la demostración de núcleos religiosos que desarrollaban su labor en los albores del cristianismo.

El director del Instituto Arqueológico de Mérida y director del Consorcio de la ciudad Monumental, Pedro Mateos, nos ha relatado esos comienzos.

La catedral de Santa Ierusalem, hoy concatedral de Santa María la Mayor, es el primer lugar de culto en el centro de la ciudad y en las cercanías de la basílica funeraria y martirial de santa Eulalia, dos lugares que aparecen en el siglo IV.

LA CATEDRAL No hay datos arqueológicos fehacientes, pero ya se ha intentado descubrir en la catedral de Santa Ierusalem esos vestigios. Los datos de su posible ubicación es la memoria histórica; la aparición de restos arqueológicos en su entorno, dado que se ha encontrado la cátedra, resto escultórico, que es el respaldo de la silla arzobispal, que se encuentra en el museo visigodo; y la zona urbanística, donde hoy está el hotel Meliá-Mérida era el palacio episcopal y el conjunto episcopal se encontraba en la plaza de Santa Clara.

Toda una demostración para que se pueda sospechar la ubicación de esta catedral, de las primeras en el mundo cristiano y que algún día, como ocurrió en Santa Eulalia, la podremos contemplar con todo el interés que supone el descubrir uno de los hallazgos más esperados por Pedro Mateos, que lo ha intentado con el arzobispo Antonio Montero, pero no le dieron el permiso para realizar las excavaciones.

La historia de la iglesia en Mérida es de las cosas más hermosas que podemos ofrecer. Es el Siglo IV cuando aparecen estos templos, pero mucho antes ya se realizaban cultos en casas particulares.

Los primeros templos de la iglesia se hacen en la época del Emperador Constantino en Roma. En nuestra ciudad, el edificio martirial de santa Eulalia se encontraba dentro de una necrópolis que es donde se construye esta basílica en época del martirio de santa Eulalia, todo este lugar era una necrópolis como el antiguo cuartel Hernán Cortés, la parroquia de San José y el estadio municipal de fútbol.

En la época del obispo Fidel se restaura el conjunto arquitectónico de Santa Eulalia donde había un monasterio, escuelas, almacenes y la basílica, y con Masona se mantiene hasta el siglo VIII o IX.

En el año 713 hay un pacto entre Muza y las comunidades cristianas y durante casi cien años se sigue el culto como se hace en otras ermitas, entre ellas la de san Andrés, en la plaza de santo Domingo, actualmente en obras y restauración de esta ermita, para después hacer un plan urbanístico ya aprobado; la ermita de Santiago, en la plaza de la Constitución, y otras que no se han podido saber su ubicación, pero se que conocen como San Fausto, posiblemente por la antigua Cepansa; Santa Lucrecia, por la zona de Carcesa y la Cross, Santa Lucía... en definitiva, toda una demostración de lo arraigado que estaba el cristianismo, desde sus comienzos, en nuestra ciudad.

Los emeritenses ya ejercían su culto cristiano en las casas particulares al no existir edificios litúrgicos, de ahí que San Cipriano comentara en su carta como Mérida, en el 255, era conocida en todo el mundo como un lugar donde el cristianismo estaba en su apogeo.