Hace unos días se reunía la responsable del callejero emeritense Gloria Constantino con los cronistas oficiales, José María Alvarez Martínez, José Luis Mosquera Müller y conmigo. El motivo era poner el nombre a una serie de calles que en su totalidad han sido confirmadas por la Junta de Gobierno del ayuntamiento emeritense que preside Pedro Acedo y sólo, el cambio de Reyes Católicos por el del sacerdote Antonio Campos, ha sido una decisión personal de la Alcaldía, atendiendo la petición de los vecinos de Nueva Ciudad.

En Mérida se llevó el cambio de las calles en la transición sin el más mínimo roce político. A la Rambla del General Franco se le puso su antiguo nombre, Rambla de Santa Eulalia; a la plaza del General Mola se volvió a llamar plaza del Rastro; a la calle Teniente Coronel Asensio se la llamó El Puente, como hace siglos; la calle Capitán Barón se le puso el nombre de Los Maestros, que antes era Bastimentos y, por poner otro ejemplo, a la calle Coronel Tella se ha vuelto a su antiguo nombre de Berzocanas.

No pasó nada. Hay que tener cuidado cuando se pone nombre de políticos a las calles o plazas, deben ser los que han dado algo por nuestra ciudad, como los alcaldes, que cada uno tiene su nombre, menos los dos que viven actualmente: Antonio Vélez Sánchez y Pedro Acedo Penco.

Y, como no, a un emeritense que ha sido el primer extremeño presidente del Senado Juan Ignacio Barrero Valverde o al presidente de la Junta de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra como los anteriores presidentes de la preautonomía.