La perrera está a punto de culminar las obras de ampliación y mejora de sus instalaciones. Más espacio para los animales, cheniles mejor preparados para proteger del frío y el calor a sus inquilinos, sala de curas. Son algunas de las actuaciones realizadas con los más de 60.000 euros invertidos a través del Plan E. Pero estas dependencias no solo quieren cambiar físicamente, sino que lo quieren hacer también cualitativamente. Para ello se va a implantar una serie de protocolos de actuación que las asociaciones protectoras de animales han puesto sobre la mesa del ayuntamiento que pretenden mejorar la salud de los perros.

El ayuntamiento ya ha tomado una primera decisión, que pasa por cerrar las puertas de estas instalaciones a los animales procedentes de otras localidades, ya que hasta ahora estaba ejerciendo en la práctica como una perrera de ámbito comarcal, y hasta Mérida trasladaban los perros abandonados procedentes de municipios cercanos. En los últimos años se ha triplicado el número de canes que conviven en las instalaciones, donde hay unos 90 perros. Esta superpoblación favorece el contagio de enfermedades, las peleas y las camadas no deseadas.

El ayuntamiento, que es la entidad que gestiona la perrera, ha ofrecido a las dos asociaciones protectoras de animales de la ciudad, Apame y Acudame, la posibilidad de implicarse más en su organización, como ya ocurre en otras localidades. Pero estas entidades, que ya colaboran con la causa, no quieren asumir unas obligaciones que corresponden al ayuntamiento.

Manuel Jiménez, delegado de Parques y Jardines, que es el área que tiene asumidas las competencias del recinto, asegura que su departamento también ha sufrido los recortes motivados por la crisis, pero que en tal caso lo pone a disposición de las organizaciones "para que lo gestionen como crean más conveniente", señala.

Por parte de las asociaciones, desde Apame, Hugo Alonso, recuerda que son entidades privadas que se financian únicamente de las cuotas de sus socios, pero asegura que con una mejor organización podrían optimizarse los resultados. Marisa Prudencio, de Acudame, subraya que es el ayuntamiento el que tiene la responsabilidad de garantizar la protección de los animales.

En cualquier caso, desde ambas organizaciones reconocen el esfuerzo que realiza el ayuntamiento, pero advierten que "de nada sirve tener una estupenda sala de curas para atender a los animales, si no tenemos un veterinario". La plantilla municipal cuenta con un único veterinario, pero su dedicación principal está en el funcionamiento de la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC).

Entre los aspectos que se quieren mejorar, se está planteando que quien adopte un animal de la perrera deposite un importe mínimo para pagar su identificación (chip y pasaporte) y para administrarle las vacunas iniciales, además de revisar que su estado de salud es el adecuado. Asimismo, también se controlaría a los animales que ingresan en la perrera, para evitar posibles contagios al resto de animales.