Restaurarlo, mejorar las medidas para su conservación y, de paso, indagar sobre su origen. Son los objetivos del proceso de restauración que comenzó en el Hornito de la Basílica de Santa Eulalia a mediados de enero y que ayer presentó el Instituto del Patrimonio Cultural, dependiente del Ministerio de Cultura. La actuación tiene un presupuesto de 55.000 euros, un plazo de cinco meses y la desarrolla la empresa Tracer.

"Vamos a resolver muchas dudas y preguntas", señaló Mónica Redondo, jefa de servicio del Instituto de Patrimonio, avanzando que los primeros datos revelan que "no todas las piezas proceden del mismo monumento". "Es el lugar más emblemático para los emeritenses", recalcó José María Alvarez, director del Museo Nacional de Arte Romano y aún presidente, aunque va a ser relevado próximamente, de la asociación del culto a la Mártir Santa Eulalia.

Alvarez recordó que el 16 de diciembre de 1612 se inauguró la remodelación del Hornito de Santa Eulalia, con ornamentos de un antiguo templo romano en honor a Marte, según atestiguan documentos que no especifican la procedencia de las piezas de mármol. "Es lo que nos preguntamos los arqueólogos", comentó. Algunas de esas cuestiones podrían verse resueltas con los datos que se recojan en la restauración del monumento, ya en marcha.

Según explicó Redondo, se está trabajando desde las perspectivas de tres etapas: la romana, la construcción del siglo XVII y la actualidad. Ahora se analizarán aspectos como los materiales, las huellas, su procedencia... mediante procesos, como una fotogrametría (una técnica para determinar las propiedades de los objetos a partir de fotografías), escaneado en tres dimensiones y vídeos.

Para estas actuaciones, se ha instalado un andamio desde el que los técnicos se aproximan a las zonas en las que hay que trabajar. "Estuvimos analizando otras opciones, por ser una zona tan importante para los ciudadanos, pero era imprescindible garantizar unas medidas de seguridad porque, por ejemplo, necesitaremos usar láser", explica José Morillo, restaurador de Tracer.

Los emeritenses no renuncian a sus ofrendas de velas y flores para la patrona, como es habitual, que ahora dejan junto al andamio. Toca tener paciencia, pero no preocuparse por un cambio de ubicación del templo: "Es una construcción original del siglo XVII", destacó Redondo. Alvarez zanjó: "Según la tradición, es el lugar donde Santa Eulalia fue quemada; aunque sea cierto que con el trasiego del tráfico no es el mejor sitio para conservar esa maravilla".