Me topo con Pelín por los alrededores del silo con una cinta a la altura de lo que fue su nariz «por lo del coronavirus» me dice, «que entra por la cabeza». Pelín todavía recuerda las huchas del Domund en las que le metías a un chino (mandarín) la peseta por una ranura que tenía en lo alto de la cabeza; aunque Pelín no entiende cómo te puedes meter con los chinos pero no aludir a los negros.

Me cuenta que en tiempos de las huchas con cabeza de indios, chinos o negros se cantaba aquello de Yo soy aquel negrito del África tropical, que cultivando cantaba la canción del Cola Cao, pero que el otro día mientras la canturreaba le llamaron la atención porque esa melodía es políticamente incorrecta, tanto que la misma empresa del Cola Cao ha decidido cambiarle la letra y quitar lo de negrito al que ya no explotan (los del heteropatriarcado supongo) en las plantaciones de cacao y ahora dice así: «Hay cosas que nunca cambian, que siempre serán igual, con leche cada mañana y con cacao natural». ¡Manda cacao al Africa negra! ¿Cuánta tontuna cabe en España?

Supongo que lo que será igual será el producto achocolatado pero el venderlo vaya si ha cambiado, evolucionando hacia la estulticia de mezclar la leche (con cacao) con la igualdad de género o la inclusión, tanto que ya «no lo toma el futbolista para entrar goles, lo toman los buenos nadadores, si lo toma el ciclista se hace el amo de la pista y si es el boxeador golpea que es un primor». No, no, no señor, ahora «lo toman futbolistas y nadadoras, grandes artistas y supercampeonas». ¡Manda huevos para el desayuno!

No recuerdo que cuando cantábamos esa sonata lo hiciéramos para ridiculizar a la gente de color (negro), ni que fuera un elogio racista a la producción del cacao, ni una mofa a la procedencia geográfica. De seguir esta tendencia bobalicona estoy esperando la versión de: ‘Somos los Conguitos…’ en la que, seguro, el chocolate será blanco y aparecerá Blancanieves.