La región cuenta para cumplir con la normativa de residuos con siete plantas de Reciclaje, Valorización y Compostaje de Residuos Sólidos Urbanos, que se conocen popularmente como los 'ecoparques' y que se encuentran en Badajoz, Talarrubias, Navalmoral de la Mata, Mirabel, Mérida, Villanueva de la Serena y Cáceres. Su objetivo es que se reduzcan, reutilicen, reciclen y valoricen los residuos sólidos urbanos.

¿Cómo funciona un 'ecoparque'? La actividad se inicia con la llegada de los camiones llenos de residuos sólidos procedentes de diferentes poblaciones. Antes de vaciar su carga estos camiones son controlados mediante su pesaje a la puerta del 'ecoparque'. Además el conductor se identifica con un dispositivo en el que consta la matrícula del vehículo, la variedad del residuo que se va a verter, el pueblo de donde procede y si se trata de una empresa municipal o privada la que realiza la recogida.

La carga una vez en la nave de recepción pasa a una cinta transportadora donde los objetos más grandes y pesados se eliminan, como por ejemplo, lavadoras o muebles, puesto que podrían dañar la maquinaria de la planta. Los restantes continúan por esa cinta hasta que llegan a una criba rotativa que primero rompe las bolsas y criban el material con unos orificios de 100 milímetros de diámetro a través de los cuales pasa la materia orgánica, mientras que el resto de materiales continúa avanzando. En este momento se produce la primera separación del material, que sigue dos rutas. La primera es la que corresponde a la materia orgánica, que se lleva a una nave de fermentación, tras su paso por un electroimán y un separador de Foucalt, que separa el hierro y el aluminio.

En la nave de fermentación puede fermentarse la materia orgánica al aire libre a lo largo de dos meses, aunque también puede introducirse en túneles de fermentación, lo que acelera el proceso, que en este caso está informatizado.

En la nave de maduración pasará al menos dos meses, siendo nuevamente aireada. Después se iniciará la limpieza de la materia orgánica compostada, para quitarle impurezas y cuando esto se haya realizado se obtendrá el compost o abono para su venta y uso en la agricultura.

La segunda ruta de los residuos sólidos urbanos atraviesa una zona en la que los operarios separan los materiales que se van a recuperar de forma manual, fundamentalmente polietileno de baja densidad, polipropileno, tetra-brick, papel-cartón.

El resto de materiales pasan por otra zona que separa hierro y aluminio. Estos dos materiales se prensan en balas y se disponen a la espera de que las empresas que los utilizan como materia prima los adquieran.

Lo que queda una vez que el hierro y el aluminio se han eliminado se denomina 'rechazo' y se lleva a una prensa o a un contenedor para finalmente ser llevado a los vertederos de los 'ecoparques'. Se compacta para que su volumen sea el mínimo posible. Una vez que el vertedero ha llegado a su vida útil se sella con polietileno y geotextil, totalmente integrado en el entorno, tal y como lo demanda la legislación.