El Mirador de Galarza es todo un clásico en la restauración de calidad de Cáceres. Tras catorce años de andadura este templo del buen yantar de vistas espectaculares se ha ganado un espacio por la excelencia de sus productos ibéricos y sus carnes vacunas. No en vano su propietario Adolfo Maestre es criador de cerdo ibérico y de buey berrendo en negro. Quien quiera disfrutar de carne a la brasa, embutidos y de jamón ibérico de bellota sabe que en el Mirador de Galarza tendrá lo que busca, a precios sin competencia. Además, el fácil acceso por el garaje y la posibilidad de que los niños se entretengan en el parque infantil son otros dos alicientes.

Con Carlos González como jefe de cocina la oferta es toda una sinfonía de sabores de la tierra tamizados por un lenguaje culinario moderno en el que la fusión con la cocina oriental toma forma en platos exquisitos. La Parrilla de Galarza cuenta con un menú extremeño con embutidos, quesos de la zona y una ensalada de zorongollo como entrantes. Famosa es su parrillada de carnes a la brasa en la que no faltan las cuatro mejores carnes del cerdo ibérico (pluma, presa, solomillo y secreto). Se sirve en unas piedras que se mantienen calientes con un mechero.

La carta dispone de unas sugerencias de temporada entre las que pueden destacarse el escarapuche de tencas en escabeche o el gazpacho de espárragos, que pronto será sustituido por el de tomates de la Ribera del Marco. El buey también se presenta en frío en exquisito tartar, con un guiño sudamericano como la causa limeña con puré de patatas de aguacate. Si quiere un entrante singular pregunte por la cococha ibérica. Sencillamente sorprendente. También trabajan el wagyu ibérico que se cría en las dehesas serragatinas.

Si el comensal es más de pescado, tiene en la carta un tataki de bonito y parrillada de pescado. No deje de probar la sopa de cereza, muy refrescante, y la copita de arroz con leche, praliné y helado de turrón. La carta de vinos es extensa, pero Chabete es la marca de la casa, de producción propia que ya muchos comensales conocen y disfrutan.

El Mirador de Galarza abre en verano de doce del mediodía a cinco y media de la tarde. Después, de ocho hasta cierre, bien entrada la noche.