Antes de construirse el campo de Cabezarrubia, el primer Cacereño de la historia jugaba sus partidos en el enclave denominado La Charca, en El Rodeo. De ahí hasta hoy, los diferentes escenarios del centenario club han sido testigos de pasiones, de derrotas y triunfos, de lágrimas y de aplausos. De puro sabor verde. “Los ‘shoots’ de Fernando Turégano hacían estremecerse hasta las ranas de la charca de El Rodeo”. Era 1920 y ni siquiera el Diario Extremadura, otro clásico de Cáceres, había nacido. Lo haría en el 1923, con su historia muy pegada al club de fútbol desde el inicio.

El equipo jugaba en diferentes lugares: los citados más otro de la finca El Cuartillo (después se volvería ahí, ya en el siglo XXI, por circunstancias muy particulares), el Vivero e incluso en el campo del Espíritu Santo. Aun así, el más utilizado hasta los años 30 fue el de El Rodeo que tenía, a su vez, distintas denominaciones, ya que se jugaba en diferentes espacios, cada uno con su nombre en función de sus características: Eucaliptus, ‘Dos cuestas’, ‘La Charca’ o ‘El Colorao’. Esto fue el verdadero origen.

El viejo campo de Cabezarrubia, fue construido por el Athletic Cacereño con donaciones de particulares, según cuentan las crónicas de la época. Tenía dos casetas y fue inaugurado el 19 de mayo de 1935 con un partido ante el Sport Club Badajoz. Contaba, además, con dos puertas de entrada y el saque de honor lo hizo “la señorita Conchita Laviana”. Durante décadas fue esa la referencia como escenario. El primer club mítico que lo visitó fue el Atlético Aviación en la temporada 1943-1944. En la siguiente vendría el Real Madrid. Aquello fue un acontecimiento de primera magnitud.

Pero la historia se seguiría escribiendo. El 2 de octubre del año 1949 fue inaugurado, por fin, el estadio de la Ciudad Deportiva, financiado por la Obra Sindical de Educación y Descanso. Fue denominado al principio el Stadium de El Rodeo y se le cedió al club verde. Después se llamaría Ciudad Deportiva José Sanz Catalán. Aún hay muchos que sostienen que el Cacereño nunca debió de dejar de jugar allí, pero ese es un debate que jamás dejará de estar vigente.

Y es que hasta mediados de los 70 no hubo otro cambio de campo de fútbol, con tribuna, preferencia y uno de los fondos. El otro, el más cercano a la habitual entrada, tuvo durante muchos años un marcador muy especial, con todas las novedades en otros partidos que eran actualizadas de manera manual.

El estadio registró unos llenazos espectaculares. Precisamente El Rodeo registraba un paso ingente de seguidores antes y después de los partidos en una imagen para la nostalgia de muchos habituales a los partidos, fuera en la categoría que fuera. Ahí jugó el Cacereño en Segunda División en los 50.

Tras no poca polémica y preparación, con una asamblea en la que se decidió que cada socio fundador pagara 5.000 pesetas, todo fue hacia adelante. Con Alfonso Canal de presidente, la inauguración oficiosa del Príncipe Felipe data del 26 de marzo de 1977, con un partido entre el Cacereño y la selección extremeña (1-2), con Paco Ceballos Borrego, Sánchez Ibáñez y Fidel Valle como árbitros. El primer encuentro oficial fue ante el Ceuta el 10 de abril de aquel 1977, con victoria ante el Ceuta (3-1). Mas, de córner directo, hizo el primer tanto entre la euforia generalizada. El estadio de la carretera de Salamanca, ese estadio tan denostado y tan querido, ya estaba en pie. Su tribuna, tan imperial, era lo que más llamaba la atención. Y aún ahora, vetusta, no pasa inadvertida para nadie.

La inauguración oficial tendría que esperar al 29 de mayo de 1978 en un encuentro del Cacereño ante la UD Salamanca (0-0), equipo en el que el portero era Jorge D’Alessandro, que volvía al fútbol tras habérsele extirpado un riñón. El ministro extremeño Enrique Sánchez de León fue el representante gubernamental en la histórica cita en un palco atestado de autoridades. Alrededor de 7.000 espectadores estuvieron en la grada aquel día. Llenazo, pues, para una cita largamente esperada.

Desde ahí el estadio Príncipe Felipe (nunca ha venido el ahora Rey de España) ha sido el escenario habitual del fútbol y de momentos fuera del deporte que han hecho historia, como aquel concierto de Dire Straits el 29 de agosto de 1992, con 35.000 espectadores en el recinto. También se ha jugado un partido de Primera entre el Atlético de Madrid y el Deportivo (1-2, con los extremeños Manolo y Mariano cara a cara) o un España-Rumanía el 17 de abril de 1991 en el que hubo mejoras y gradas supletorias para tener un aforo de 16.000 personas. Equipos como el Zaragoza (con Valdano), Atlético de Madrid (con Hugo Sánchez) o más recientemente el Málaga, han disputado ya también encuentros de Copa del Rey.

La iluminación se puso en el año 1981 con ayuda de la Caja de Ahorros de Cáceres. Fue en un torneo con cuatro clubs de relieve continental en liza: Manchester City, Espanyol, Beveren de Bélgica y Betis. Cosas de la vida, ahora no hay posibilidad de jugar por la noche, entre otras razones por la caída de una de las torretas en un día de vendaval, ya en el mandato de Antonio Martínez Doblas.

En este tiempo, el Cacereño también ha jugado en El Cuartillo y en los campos de Pinilla, la última vez la pasada temporada por la resiembra del césped; la anterior, en un pulso entre club y ayuntamiento. El debate sobre el coste anual del estadio y su carácter privado lo ha copado todo estos últimos años. Pero eso es un debate que daría para muchos capítulos.