Los códigos QR sobre lápidas que conectan con un espacio virtual dedicado al homenaje y la memoria del fallecido es una de las últimas novedades en servicios fúnebres, así como ataúdes elaborados a base de cartón reciclado. Otro de los productos que se están haciendo un hueco en el mercado --según Funermostra-- es la urna-retrato, que proyecta una sombra del perfil del rostro del familiar fallecido. La llegada de las nuevas tecnologías a las empresas de servicios funerarios se manifiesta en la incorporación de códigos QR (para teléfonos inteligentes o smartphones ) que dirigen a webs que recogen reseñas biográficas del fallecido, imágenes y vídeos. En este servicio, los familiares del difunto que viven fuera pueden hacer públicas sus condolencias, y existe la posibilidad de contratar una web personalizada que incluya colores, motivos y melodías que habrían gustado al fallecido. Son varias las empresas que se centran en el mundo digital como esquelas en internet, flores y velas virtuales, páginas de homenaje, álbum de fotos, libro de la memoria, árbol genealógico y huella digital.

Las lápidas pueden incorporar un elemento añadido: escoger en una página web el modelo de lápida personalizando los datos, imágenes y epitafios y con la posibilidad de visualizar el resultado antes de hacer el pedido. Además ya hay cofres funerarios en plástico biodegradable, urnas que al sumergirse en el agua comienzan su descomposición en diez minutos, otras artesanales de laborioso trabajo y urnas realizadas con astillas de madera recicladas y prensadas. Los ataúdes ecológicos biodegradables elaborados a partir de cartón reciclado, la primera firma en España en poder vender este tipo de producto. Los anillos y colgantes que acogen una parte de las cenizas del difunto siguen de moda. La menor capacidad económica de las familias se ha hecho notar en el sector de servicios funerarios, que ha acusado el descenso de ingresos en general, y especialmente en las peticiones de coronas y centros de flores. Tampoco ha ayudado el incremento del IVA del año pasado, que hizo subir del 8 al 21% el impuesto en los servicios funerarios, que ha encarecido el servicio a las familias y ha repercutido en los ingresos del sector. Un servicio medio estaría entre los 2.000 y los 4.000 euros. Los hay mucho más baratos que han proliferado con la crisis pero que ofrecen menos calidad, profesionalidad y seguridad. Ayudado por la crisis y los cambios sociales, el sector advierte un incremento de la incineración, que abarata el coste a posteriori, y la utilización de urnas biodegradables, así como una demanda, aún pequeña, de ceremonias no religiosas que consisten en un homenaje al difunto con poesías y música de cámara.