La cita de La Enramá ya está preparada en Pinofranqueado. Las flores en las camisas de los mozos, los balcones engalanados con macetas llenan las calles de esta localidad del norte de la región, para conmemorar a san Bartolomé.

Esta Fiesta de Interés Turístico Regional, se celebra este año del 29 al 31 de agosto. Comienza con el ritual del sorteo para posteriormente conocer quienes serán las parejas. Es un momento muy especial para los jóvenes. Desde el torreón cantan los emparejamientos que se han producido a través del sorteo. Luego, las jóvenes confeccionan unos preciosos ramilletes a partir de flores entrelazadas y atadas con un lazo de seda blanco.

Muchos pinenses aseguran que el momento más especial es la ronda. Los tambores empiezan a sonar más fuerte, acompañando a los mozos por las calles de Pinofranqueado en busca de su pareja. A partir de este momento cada chica le coloca un ramo en la chaqueta, símbolo de unidad y entre aplausos de visitantes y pinenses se disponen a seguir la ronda junto con el resto de parejas.

Más tarde, cuando todas las parejas son recogidas y la ronda finaliza llegan a la plaza Reina Victoria, donde sin dejar de lado el sonido del tradicional tamborilero realizan la 'Jota del Arco'.

Este ritual, con más de 100 años de historia, consiste en hacer un túnel con los arcos formados por los brazos de la parejas, donde una tras otra van pasando por debajo, así hasta dar la vuelta completa a la iglesia, la tarde del 31 de agosto.

Mientras, la música de los tamborileros da paso a una gran orquesta por la noche, donde un baile conjunto entre las nuevas parejas cierra una jornada de historia y leyenda.

La gastronomía durante estos días se caracteriza por una serie de dulces, especialmente preparados para estos días, con los que las mozas invitan a los jóvenes que les vienen a rondar a sus casas. Según la memoria histórica que se conserva en Pinofranqueado, esta fiesta tiene en sus orígenes una cierta relación con cultos de carácter regenerativo propio de comunidades endogámicas opuestas a que cualquiera de sus miembros busque vínculos maritales fuera de su clan o tribu.

Por ello, actualmente, gracias a la tradición, entre tambores, dulces, flores y mucha alegría, los pinenses, tanto jóvenes como mayores, disfrutan juntos de esta fiesta con más de 140 años de antiguedad, declarada de Interés Turístico Regional.